El pasado 27 de junio el presidente Diaz-Canel informó importantes cambios consistentes en unas 30 medidas. El paquete es encabezado por un incremento salarial para el sector presupuestado. Se aspira a un control con precios topados en medio de la difícil emulsión del plan y el mercado. Los pertinaces mecanismos de este último se filtran por la porosa pared burocrática lastrada, además, por la corrupción de bajo perfil. Suponiendo que se lograra la improbable contención, la nueva demanda fagocitaria los escasos productos ofertados. Los estantes estarían aún más vacíos. Se continúa desconociendo que el dinero no es más que un medio de cambio y que el verdadero estimulo es lo que puede hacerse con él; y valga la insistencia. Quizás debió condicionarse el aumento de los ingresos al resultado de las medidas que intentarán quebrar el bloqueo interno. Actualmente, la prensa se dedica a informar sobre los mecanismos que supuestamente evitarán la inflación. De las medidas para romper el bloqueo interno no se dice nada. Y ese es el pollo del arroz con pollo