Dos comentarios sobre las PYMES agropecuarias en Cuba. Si no es ahora, ¿cuándo?
Se presentan dos comentarios al texto publicado por el colega Armando Nova “La agricultura cubana y las PYME”, publicado el 18 de mayo de 2021.
Se presentan dos comentarios al texto publicado por el colega Armando Nova “La agricultura cubana y las PYME”, publicado el 18 de mayo de 2021.
Se anuncia nueva normativa para el trabajo por cuenta propia (TCP) con listado amplio de más de 2000 actividades basadas en el Clasificador Nacional de Actividades Económicas (CNAE). Pudiera ser un buen paso, pero faltan detalles. El avance de la reforma debe priorizar las PYMES privadas pues estas ofrecen un mayor techo de productividad para la fuerza de trabajo, en comparación con las menores posibilidades que tiene el trabajo por cuenta propia (TCP).
Informar viene de informare, que en latín significa “dar forma”. La información en general, y la económica en particular, siempre es “interpretada”. Si no existe información oficial, eso también se interpreta y aparecen datos “sustitutos”, quizás erróneos, pero que actúan para “dar forma” a los mercados. Cuando no hay capacidad de respuesta de oferta en el corto plazo, como todo parece indicar que ocurre ahora, lo menos recomendable es provocar incertidumbre con una narrativa desprovista de información numérica.
La tardanza con la legalización de las PYMES privadas ha representado un error en la secuencia de las transformaciones económicas que necesita Cuba. No debería descartarse que el llamado “ordenamiento” produjese desequilibrios macroeconómicos, especialmente de tipo inflacionario, que hicieran necesario fomentar una capacidad de respuesta rápida de oferta mediante el establecimiento de PYMES privadas, lo que a la vez podría crear condiciones favorables para otras medidas, principalmente la reforma de la empresa estatal. Anticiparse a ese eventual escenario implicaría disponer de un “plan B” para la legalización expedita de las PYMES privadas en Cuba.
Una cola es más que al acceso a un consumo básico. La cola para comprar pollo importado en una tienda de recaudación de divisas (TRD), con precios incongruentes con el salario medio estatal, no expresa solamente una cuestión de grado de consumo. Es una deriva desde la existencia de individuos ciudadanos hacia el individuo consumidor, poseedor de ingresos. El segundo párrafo retirado de la nota sobre la reciente reunión del consejo de ministros -acerca de la distribución del costo del ajuste- conecta con un tema crucial: del momento actual en Cuba ¿se prioriza un enfoque comercial, de igualdad, o de equidad?, ¿Alguna combinación de ellos? Se necesita hacer políticas sociales en Cuba a partir de una reflexión desde la exclusión social que existe de manera concreta en la sociedad, más allá de los villancicos doctrinales sobre la planificación centralizada.
Sobre las pequeñas y medianas empresas (PYMES) en Cuba se ha publicado un folletín de “política ficción” con ínfulas de “reflexión totalizadora”. Desde sus primeros argumentos, el panfleto me recordó cosas ya leídas. A quienes estuviesen interesados en antagonizar con las PYMES en Cuba, les ofrezco un consejo: pudieran ahorrarse este tipo de pasquín con el que probablemente ahora comiencen a saturarnos, y mejor pasen directamente a las “grandes ligas” leyendo a Trotsky y a la “oposición de izquierda” de 1926. Ahí van a encontrase todos los posibles argumentos actuales “en contra” de las PYMES, pero intelectualmente presentados de un modo superior y “con estilo”. Si desean informarse para antagonizar con las PYMES, háganse un favor ustedes mismos..
Si se establecieran PYMES en Cuba pudiera agregarse entre 1,5% y 1,7% al PIB del país, una cifra nada despreciable en una situación como la actual. En una recuperación económica, lo razonable sería utilizar de manera pragmática cualquier activo que pudiera estar disponible en Cuba y el sector privado es uno de esos activos, pero su aprovechamiento exigiría la legalización del funcionamiento de pequeñas y medianas empresas (PYMES). Estas deberían convertirse en parte de la “nueva normalidad” de una Cuba post COVID-19
Aunque la reforma ha sido mayoritariamente aceptada, y hasta bien “conceptualizada”, incluida en lineamientos y recogida por una nueva constitución aprobados todos esos documentos por el Partido y el Parlamento, es sistemáticamente retrasada y mutilada, atrapada en medio de una burocracia que no es capaz de moverse adelante, salir de su zona de confort y romper esa parálisis paradigmática que la afecta, cuyas evidencias se expresan hasta en el lenguaje históricamente desfasado que se utiliza para justificarla o ignorarla
Discrepo de la decisión de incrementar el precio de las carnes caprina, ovina y de conejo en Holguín, en momentos en que Cuba se enfrenta a una doble crisis sanitaria y económica. Es una medida políticamente controversial, socialmente negativa y éticamente cuestionable. No se justifica que una empresa estatal intente resolver problemas de flujo de caja -quizás temporales- aumentando los precios a consumidores que experimentan una crisis económica cuyo impacto es muy negativo en el aseguramiento de la alimentación. El gobierno provincial debería rectificar y anular el incremento de precios. Una posible solución consistiría en mantener los precios de consumo al nivel anterior y solicitar al Estado que le otorgue a la empresa un crédito bancario para que pague a los productores. No hacen falta divisas, ni subsidio estatal.
Cuando Cuba era la azucarera del mundo podía producir 7 u 8 millones de toneladas de azúcar. Actualmente debe disponer de la tercera parte de dicha capacidad. Se cuenta con medios y mucha experiencia, pero no se logran zafras decorosas. La prensa debería dedicar menos espacio a la catequesis y más a la información objetiva. Hay capacidades industriales y agrícolas. ¿Cuál es la causa de la ineficiencia? No creo que sean los experimentados hombres del azúcar. Me inclino a pensar que el punto débil es el modelo de dirección. No se me ocurre otra razón