La reforma agropecuaria cubana, el cascabel, el gato y la Economía Política

He leído los textos recientes sobre reforma agropecuaria de dos excelentes investigadores a quienes admiro: Ricardo J. Machado (1) y Jorge Núñez Jover (2). Abordan el tema desde ángulos distintos y con diferentes propósitos, pero comparten la característica de estimular la reflexión, especialmente en relación con lo que pudieran ser dos “puntos ciegos” del debate actual sobre el agro cubano: la doble ausencia de enfoques desde la Economía Política y desde una visión de sistemas complejos.

Me explico: una reforma económica depende -en muy alto grado- de la manera en que intereses concretos -económicos y políticos- se traducen en rejuegos de relaciones de poder que transforman o que preservan el status quo.

Lo que obstaculiza una reforma no son tanto las mentalidades obsoletas, sino el modo en que las “estructuras” pueden ser capaces de anular la “agencia” (margen de acción) de actores sociales interesados en el cambio. Sobre eso nos habla la Economía Política y también el análisis político, que son dos cosas complementarias, pero distintas, y con esto no digo nada nuevo.

En el marco de las posibles transformaciones del agro cubano mucho se habla sobre sistemas y subsistemas, pero de una manera en la que parecería asumirse que los sistemas sociales complejos -y el agropecuario es un sistema complejo “de libro de texto”- son capaces de ser explicados, anticipados y regulados al detalle y con eficacia, mediante planes.

Es decir, pudiera estar asumiéndose algo que se encontraría en abierto conflicto con la conceptualización de sistemas complejos debido a que tales sistemas tienen propiedades “emergentes”, es decir, presentan “comportamientos” imprevisibles que resultan de la interacción entre las partes del sistema, o de estas con su entorno.

También se les llama sistemas “no lineales”, en el sentido de que pueden responder de diferentes maneras a un mismo estímulo, dependiendo del estado y del contexto del sistema en un determinado punto en el tiempo. Tampoco estoy diciendo aquí algo que no se conozca.

Si un sistema complejo es esencialmente impredecible, cualquier intento de regularlo debe ser asumido con mucha humildad intelectual, especialmente a nivel de los decisores de políticas públicas.

Aunque no aparece de manera explícita, las prescripciones para la reforma del agro descritas en los dos textos de referencia, parecen asumir que la economía puede ser entendida estudiando agentes representativos (municipios, Acopio, MINAGRI, productores, etc.) cuyas expectativas y decisiones son previsiblemente racionales.

Es un supuesto que considera que los actores (ministro, dirigente municipal, funcionario de Acopio, productor) adoptan decisiones de acuerdo con la información disponible para maximizar una función de “utilidad” (que puede incluir lo social), y que la acumulación de esas decisiones produce el mejor resultado posible.

Es interesante que cuando algo como esto se asume en el contexto de un paradigma de “planificación centralizada”, esencialmente se estaría reproduciendo -con otro marco ideológico- una especie de modelo de “equilibrio” general de economía neoclásica. 

El problema es que los actores -especialmente a nivel de individuos – no funcionan de esa manera en la vida real. Sus comportamientos están moldeados por una multitud de factores no económicos: esperanzas, aspiraciones, ideología, historia, tradición, cultura, identidad, y comunidad, entre otras influencias.

El análisis económico no es suficiente, pero tampoco es suficiente el debate “controlado”

En la medida en que esos factores no sean considerados adecuadamente en el diseño de políticas, las propuestas de los economistas corren el riesgo de ser entendidas, o de ser “traducidas”, en modelos lineales donde se asume que una acción determinada produce una reacción predecible, pero la vida real no funciona de esa manera.

En ese sentido, tomo en serio y agradezco mucho el comentario de Ricardo J. Machado respecto a que las propuestas para reformar el agro cubano no pueden estar restringidas solo a las variables económicas.

Creo que muchos economistas cubanos estamos de acuerdo con ese comentario crítico. Algunos economistas incluyen -en diferentes grados- las variables no económicas en sus análisis y otros economistas probablemente no las consideran. Tomar nota del comentario de Ricardo J. Machado implica que en el primer caso habría que hacer explícita la consideración de las variables no económicas y en el segundo caso habría que incorporarlas para resolver ese déficit analítico.

Pero no es solamente un problema que deben resolver los economistas. En ese sentido, me parece importante apuntar que el debate económico en Cuba debería integrar de una manera muy superior a como ha estado ocurriendo hasta ahora, la contribución de otras ciencias sociales -filosofía, sociología, psicología, historia, antropología, ciencias políticas- y también el trabajo que se hace desde las Humanidades, especialmente las “historias de vida” que son cruciales para entender la autopercepción de los componentes subjetivos de los procesos económicos. Por ejemplo, ¿Por qué deben esperar los pobres a que sean los expertos quienes decidan que ellos deben estar incluidos o excluidos en la categoría de pobres, dependiendo de líneas de pobreza determinadas “técnicamente”? Menciono la pobreza en el marco de una reforma agropecuaria, porque la crisis de alimentos no tiene un impacto simétrico en la sociedad. Los pobres son particularmente afectados. 

Agrego que ese tipo de contribución colectiva al conocimiento necesario para hacer en Cuba políticas públicas en general, y en particular respecto al agro, no será efectiva si se mantienen dos prácticas que parecen haberse acentuado en tiempos recientes: los formatos “cerrados” de discusión entre especialistas donde no se estimula el disenso, y los “grupos de trabajo” para la interacción “controlada” entre especialistas y funcionarios.

Lo que se necesita en Cuba es un debate público “abierto” y con “densidad”. Se requiere avanzar hacia una cultura de políticas públicas en que, como parte del proceso de toma de decisiones, los funcionarios puedan examinar de manera sistemática un amplio espectro de análisis y propuestas (incluyendo las del “disenso”) que se debaten abiertamente.

Por otra parte, las instituciones oficiales encargadas de proveer datos que sirvan como evidencia para el debate público no ofrecen hoy información de calidad ni actualizada, y la prensa oficial -salvo excepciones- poco aporta debido a su falta de rigor en la manera de reflejar la realidad del agro cubano. Por ejemplo, la obsesión “comunicativa” con las arengas y con los planes de siembra, a la vez que apenas se divulga información sobre resultados productivos concretos, no pueden ser tomadas en serio por ningún analista.

Aprovechando el constructivo reto que encuentro en los textos de Ricardo J. Machado y de Jorge Núñez Jover, anoto sucintamente algunos comentarios puntuales, también para provocar.

Del texto de Ricardo J. Machado:

Refiriéndose al documento que publicamos hace poco cinco economistas (3), Ricardo J. Machado considera que “Las propuestas del documento se expresan en términos de resultados restringidas solo a las variables económicas. No se mencionan los procesos mediante los cuales se obtendrán esos resultados, que es asunto esencial. No es una crítica, sino una caracterización pues los procesos como objeto de ciencia no pertenecen a la economía sino a la ciencia de la administración o de Gestión que tiene que ver con la tecnología de la implementación, que es donde fracasan la mayoría de las estrategias y que algunos consideran una rama de la ciencia”.

Comentarios:

  • No considero factible definir en detalle y de manera anticipada procesos específicos mediante los cuales se pudieran obtenerse resultados en el agro debido a lo explicado anteriormente respecto al funcionamiento de sistemas complejos. Por esa razón nos limitamos a identificar prioridades y secuencias, considerando que las intervenciones puntuales necesariamente tendrían que ser adaptadas como respuesta a eventos que no son predecibles. En otras palabras, es frecuente que los planes detallados para el agro se conviertan en “papel mojado”. (Nota: he expresado mi visión personal sobre este asunto, que no necesariamente refleja una posición común de los cinco autores de nuestra propuesta).
  • Los “procesos” como objeto de ciencia -en el plano de la economía- no pertenecen a la ciencia de la administración. Como mejor se analizan esos procesos es desde una perspectiva de Economía Política y de análisis político.
  • La mayoría de las estrategias fracasan no por fallos de conocimiento sino porque grupos con poder económico y político las hacen fracasar para proteger y para hacer avanzar sus intereses.

En otro párrafo, Ricardo J. Machado expresa que “En correspondencia con la tesis anterior hay que producir drásticos cambios en el sujeto de dirección y el proceso de toma de decisiones. El poder de decisión debe trasladarse a un grupo de triple escalón; nación, provincia y municipio. Integrado por ingenieros, investigadores de la tecnología agrícola, economistas y expertos en gestión. Que sea capaz de ofrecer soluciones integradas que evadan la unilateralidad de otras soluciones fracasadas. Se debe crear mecanismo de contrapeso del Minagri que participe pero que no tenga la última palabra. Los errores cometidos son el resultado de la aplicación de modelos mentales que han perdido su capacidad de contacto con la realidad y que algunos ya no pueden superar. Decidimos según pensamos. Y si pensamos mal … Son las “cárceles mentales” según los chinos…”.

Comentarios:

  • El proceso de toma de decisiones en Cuba es una función de una “estructura” que desde el poder político y desde el poder económico del Estado se ha establecido como pilar central del modelo: la planificación centralizada. Se habla mucho de trasladar el poder de toma de decisiones hacia otros planos distintos al “centro” (provincia, municipio), pero ese traslado sería relativamente marginal mientras se mantenga un esquema de “planificación centralizada”. No digo que no pudieran existir beneficios derivados de la adopción de ciertos grados de descentralización dentro de un modelo centralizado, lo que digo es que esencialmente se mantendría un proceso centralizado de toma de decisiones.
  • Tampoco es factible asumir que el poder de decisión sería trasladado a los especialistas. La función de estos es de asesoría, y su integración en estructuras de decisión es, como máximo, en estructuras consultivas. El poder de decisión sobre un sistema agropecuario en Cuba -en un modelo de “planificación centralizada”- seguirá residiendo en las estructuras de decisión política.
  • Indudablemente, la reforma en China eliminó determinadas “cárceles mentales” (probablemente no todas), pero la transformación principal fue el reemplazo de un modelo de planificación centralizada por otro de planificación descentralizada en la que un mercado regulado desempeña un papel central en la asignación de recursos.   

Del texto de Jorge Núñez Jover:

Jorge Núñez considera que la política para impulsar el desarrollo territorial (PIDT) abre “el camino a la superación de la tradición centralista, vertical y sectorial, colocando al municipio como actor clave del desarrollo”.

Comentario:

  • Las características de centralismo, verticalismo y sectorialismo que existen en las políticas agropecuarias en Cuba no reflejan simplemente el resultado de una tradición. Son inherentes a un modelo de planificación centralizada. Introducir grados de descentralización pudiera modificar ciertos “excesos” de esas características, pero no es suficiente para superarlas mientras se mantenga un esquema de planificación centralizada. La “verticalidad de las decisiones desde niveles superiores” es consustancial a la planificación centralizada. Es un problema estructural y no de “enfoques” de trabajo. 

Jorge Núñez expresa que “El sector agropecuario cubano no admite remiendos menores, exige transformaciones sustantivas y sistémicas; cambios de fondo, no de forma. Parte de esos cambios se refieren a la urgencia de quebrar el tradicional centralismo, verticalidad y sectorialidad y sustituirlos por un enfoque que conceda mucha mayor autoridad a las bases productivas y a los agroproductores.”

Comentario:

  • Estando totalmente de acuerdo con lo planteado, mi única observación es que habría que pasar de un modelo de planificación centralizada hacia uno de planificación descentralizada, con un papel activo de los mercados. Es decir, habría que modificar un elemento cardinal de la actual estrategia económica del país.

Jorge Núñez considera que “Es en los municipios, consejos populares; en las 4 000 o 5 000 fincas que existen en cada municipio; en las cooperativas y empresas agropecuarias que hay en todo el país; en los 700 000 traspatios (que pudieran llegar a ser 1 millón 300 mil), donde se producen los alimentos. Es en esos espacios donde hay que desatar los nudos que frenan las fuerzas productivas. La tarea de los diferentes niveles de dirección y los servidores públicos que en ellos laboran, no puede ser otra que apoyar a las bases productivas, transformando el ordeno y mando por una conversación multi nivel entre los municipios, las provincias y la nación.”

Comentarios:

  • Hablando sobre los actores del agro, llama la atención que el documento no menciona el término “privado”, cuando en 2019, los productores privados aportaron el 78,5% de las viandas y el 77,7% de las hortalizas, que son las dos principales categorías de alimentos agrícolas, y suministraron porcientos cruciales en algunos de los más importantes alimentos producidos en el país: tomate 89,3%, maíz 85,8%, frijol 85%, frutales 83,6%, plátanos 78,7%, leche fresca 62,2%, arroz 45,6%, carne bovina 34,8% y carne de cerdo 31,6%. (4)
  • Cuando se hable en Cuba sobre “desatar los nudos que frenan las fuerzas productivas” en el agro cubano, de lo que debe hablarse fundamentalmente es de apoyar al sector privado. Si eso no se asume explícitamente en las propuestas, no es verosímil el mensaje sobre la intención de “destrabar”.
  • Lo que se necesita no es una “conversación multinivel”. El agro es el sector de la economía cubana con mayor número de empleados, con menor productividad, y con mayor diversidad de formas de propiedad y de gestión. La articulación de ese tipo de sistema debe hacerla el mercado. Si se intenta abandonar una regulación de “ordeno y mando” por otro tipo de regulación, lo que corresponde es el mecanismo de mercado. No estoy hablando de “libre mercado”, ni asumo que el mercado “optimiza” de manera espontánea. Me refiero a mercados regulados, como son casi todos los mercados agropecuarios del mundo. El diálogo pudiera ser parte del proceso, pero la solución fundamental pasa por el mercado, no por una mesa de diálogo.

Notas finales sobre Economía Política, análisis político y reforma agropecuaria

Entre quienes se dedican a estudiar proyectos internacionales para apoyar el desarrollo es frecuente escuchar un chiste que define “en negativo” la función de la Economía Política: “es eso que te explica por qué tu proyecto va a fracasar”.

Retengo del chiste lo relativo a la función crítica de la Economía Política, muy en el espíritu de aquella opinión de Marx sobre la Filosofía que es extensible a todas las ciencias sociales acerca de “la crítica despiadada de todo lo existente, despiadada tanto en el sentido de no temer los resultados a los que conduzca como en el de no temerle al conflicto con aquellos que detentan el poder”. (5)

Conviene recordar que la Economía Política, como cuerpo de teoría y práctica, fue creada por los grandes economistas de los siglos XVIII y XIX y que la palabra “política” fue retirada del apelativo de la disciplina “Economía” que identifica lo que hoy hacemos los economistas, pero dentro de esa disciplina siempre ha existido una “tradición” -con diferentes “escuelas”- que se ha ocupado de estudiar lo que representa el centro de atención de la Economía Política: cómo el poder y los recursos son distribuidos y disputados y como eso afecta la distribución de ingreso y riqueza.

 A pesar de que lo anterior pudiera resultar muy “teórico” para algunos lectores, me he tomado el trabajo de anotarlo porque tiene una connotación práctica directa para hacer propuestas de reforma del agro cubano: la distribución de poder y de autoridad tiene un impacto decisivo en las trayectorias de desarrollo. Desconocer eso, o usarlo meramente como un adorno intelectual, nos deja en la superficie de las cosas.

El punto de partida para hacer propuestas sobre una reforma agropecuaria en Cuba, incluso antes de mirar las estadísticas, consiste en analizar la realidad política en la que tendrían que implementarse esas propuestas. Eso permitiría entender las cosas como son y no como se supone que deberían ser.

En anos recientes, la Economía Política, en su vertiente no educativa, sino de aplicación práctica respecto a políticas económicas, se ha reflejado en corrientes de pensamiento que destacan la centralidad de “lo político” y su primacía respecto a “lo técnico”. (6)

Una de las características más interesantes de la utilización contemporánea de la Economía Política en el estudio de políticas económicas es lo relativo a destacar el papel complementario que existe entre la Economía Política y el análisis político, a la vez que se delimitan sus diferencias.

Pudiera parecer una sutileza intelectual, pero considero que tiene relevancia práctica para lo que hoy se plantea en Cuba.

La Economía Política se enfoca en cómo los intereses, los incentivos y las instituciones moldean y explican tanto el comportamiento de los actores económicos, como la manera en que los procesos económicos y políticos hacen avanzar o frustran el avance de las reformas. Expresa un consenso relativamente amplio acerca de que el funcionamiento de una reforma económica no se explica fundamentalmente por factores técnicos, administrativos o de gestión.

La implicación directa para el caso de la reforma del agro cubano sería esta: se necesita menos conversación sobre logística, expertos, y diálogos, y un mayor énfasis en intereses económicos, incentivos, relaciones de poder, y las estructuras políticas que moldean la toma de decisiones.

Probablemente, el aspecto crucial es el relativo a evitar que, a pesar de su importancia, la Economía Política se convierta en una especie de “Economía” de la política, en el sentido de reducir la política a una especie de “mercado” en el que bastaría establecer relaciones de “equilibrios” entre los actores políticos que “compiten” por incidir sobre lo económico, como parece asumirse que pudieran ser los balances entre municipios, provincias y el “centro”, o los contrapesos políticamente definidos respecto a entidades como Acopio.

Es decir, en la relación entre Economía Política y análisis político se destaca la importancia de preservar lo que es propio del análisis político (y no de la Economía Política), entendido el análisis político como el estudio) y propuestas derivadas) que abordan en detalle la competencia de ideas, de valores y de preferencias que los distintos grupos de la sociedad expresan en su lucha (no encuentro mejor palabra) sobre el control de la asignación de recursos, de la producción y de la distribución del ingreso y la riqueza. Incluye cuestiones como los conflictos, la negociación, las alianzas formales e informales, las coaliciones estables y las coyunturales.

Es el estudio de la manera en que las instituciones son objeto de disputas, y de como estas son moldeadas, implementadas, evitadas, transformadas, socavadas o abandonadas. Incluye el análisis de la utilización de las “ventanas de oportunidad” que pudieran facilitar trasformaciones, o, por el contrario, frustrarlas. Se relaciona con la utilización de las formas en que se expresa el poder, de manera abierta o solapada. Es acerca de la relación entre el poder de jure y el poder de facto.

La implicación directa para el caso de la reforma del agro cubano sería esta: determinadas estructuras e instituciones pudieran proporcionar oportunidades y recursos que algunos actores pudieran utilizar para avanzar la reforma, por ejemplo, el establecimiento de pequeñas y medianas empresas privadas (PYMES) en el agro y la agro-industria. Al hacerlo, tendrían un impacto en la distribución del peso del poder económico, algo que a los efectos de tratar de “descentralizar” decisiones pudiera ser más efectivo que sentar en una mesa de “diálogo” al Estado frente a actores “desempoderados”. Implicaría modificar el proceso de transformación para hacer que la reforma funcione “desde abajo hacia arriba”, o sea, desde donde están los que producen hacia donde están ubicadas las fuentes de “las trabas”.

El proceso de reforma agropecuaria en Cuba necesita reenfocarse y no ocuparse solamente de las “grandes estructuras”. Debe prestarse atención priorizada a los actores, es decir a la “agencia” (concepto sociológico), entendida como la capacidad de individuos, grupos y organizaciones que de manera consciente y formal puedan deliberar y actuar estratégicamente para tratar de materializar sus intereses. Obviamente, ese tipo de proceso -que esencialmente es un proceso político- solamente puede funcionar de manera constructiva si se proporciona el entorno político adecuado para que ello opere.

Comencemos entonces quizás por reconocer sin rodeos la naturaleza privada de una parte crucial de la actividad agropecuaria en Cuba y el derecho que tienen los productores privados a funcionar como entidades empresariales y a crear sus propias estructuras de coordinación de intereses.

Intentemos colocar a un lado la narrativa actual sobre una descentralización que no tiene oportunidades de funcionar bien mientras se produzca en el marco de un esquema de planificación centralizada.

Reconozcamos que la integración del sistema agropecuario pasa esencialmente por un mercado bien regulado y no por mesas de coordinación.

Ya sé que pudiera pensarse que esto sería “demasiado”, algo así como tratar de “ponerle el cascabel al gato”, pero lo digo porque quizás pudiera tener alguna utilidad en caso de que desee hacerse una discusión a fondo sobre la reforma agropecuaria en Cuba.

De nuevo, mi agradecimiento a Ricardo J. Machado y Jorge Núñez Jover por sus estimulantes textos.

Notas

1 Ricardo J. Machado. Comentario tomado del blog “Segunda Cita”, de Silvio Rodriguez, el Se reproduce al final como anexo al presente artículo.

2 Jorge Núñez Jover. “Sistemas alimentarios locales: ¿Qué son? ¿Para qué sirven?”, Cubadebate, 25 septiembre 2020.  http://www.cubadebate.cu/especiales/2020/09/25/sistemas-alimentarios-locales-que-son-para-que-sirven/#.X3IPye2xU-U

3 Humberto Pérez González, Joaquín Benavides Rodríguez, Fidel Vascós González, Julio Carranza Valdés, y Pedro Monreal González. “Propuesta de reforma y programa agropecuario en el corto y mediano plazo en Cuba”. Blog El Estado como tal, 22 de septiembre de 2020 https://elestadocomotal.com/2020/09/24/propuesta-de-reforma-y-programa-agropecuario-en-el-corto-y-mediano-plazo-en-cuba/

4 ONEI. Sector agropecuario. Indicadores seleccionados. Enero-diciembre 2019. http://www.onei.gob.cu/node/14215

5 Carta de Marx a Arnold Ruge. Septiembre de 1843. Anales Franco- Alemanes. https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m09-43.htm

6 Me refiero a variantes del institucionalismo, principalmente del tipo asociado al trabajo de Elinor Ostrom, y a la variante conocida como “Pensando y trabajando políticamente” (‘Thinking and Working Politically’, TWP), asociada al trabajo de Adrian Leftwich. Ver, David Hudson y Adrian Leftwich, From Political Economy to Political Analysis. Research Paper, June 2014. Developmental Leadership Program. https://www.dphu.org/uploads/attachements/books/books_3199_0.pdf

Anexo

TOMADO DEL BLOG SEGUNDA CITA:

Ricardo J Machado dijo…

COMIDA O MUERTE. He leído con detenimiento el valioso documento elaborado por un grupo de destacados economistas sobre el problema actual que confronta el país con relación a la comida. Estas notas tienen dos partes, una inicial de reflexión general sobre lo que me sugiere el documento y otra donde añado mis sugerencias que resumo de un documento que redacté recientemente sobre el tema a solicitud de la Sociedad Económica de Amigos del País ( SEAP) de la que soy miembro. Se ha despertado una ansiedad generalizada en la población sobre el asunto de los alimentos que no tiene precedente. No la recuerdo incluso durante el duro periodo de los 90. Este documento es el resultado de un poderoso laboratorio de pensamiento .Un equipo que combina la experiencia de investigadores profesionales con la de avezados exfuncionarios estatales de alto nivel con sólida formación académica .Es una formula ganadora .Es la que aplican los países desarrollados dentro de sus mecanismos de gobierno. Sería una lastima que la dirección cubana no promoviera un intercambio de criterios con este grupo. Dudo que esta pudiera integrar un equipo con ese potencial de análisis. Sospecho que no es cosa fácil. Seria una sorpresa y un cambio de 180 grados en la actitud del gobierno que se ha negado hasta ahora a propiciar una confrontación de ideas con expertos que piensan diferente sobre el desarrollo del país. No muestra evidencias de su disposición hasta hoy para abrir y organizar un dialogo nacional sobre este y otros importantes asuntos que atañen al destino de los cubanos. Estoy seguro de que entre los miembros del gobierno no son pocos los que estarían dispuesto a hacerlo. Pero habría que vencer la oposición del sector conservador que tiene la costumbre de poner etiquetas a casi todo aquel que ha expresado opiniones diferentes sobre la forma de conducir al país. Tiene dos adjetivos preferidos; conflictivo y no confiable políticamente entre los cuales probablemente se encuentren algunos de los firmantes del documento. Es decir, personas desobedientes. Pero son estos, como muestra la historia los que abren las puertas del futuro. El Moncada fue un acto de desobediencia y alta conflictividad. Les costó la vida a decenas de jóvenes patriotas. En términos de desafío pienso que el país se encuentra por primera vez en 6 décadas en un segundo Moncada. Tal es la naturaleza y complejidad del reto que afronta el pueblo cubano que se encuentra atenazado por tres grilletes; el bloqueo interno, el externo administrado sin piedad por el gobierno yanqui y la COVID, que actúa también como un bloqueo. Solo que ahora de no encontrar la salida le pudiera costar la vida a la nación. Esta manía de las etiquetas la practicó también el fracasado socialismo europeo privándose así de muchos de los mayores talentos de sus países. No se dio cuenta que los necesitaba para encontrar las soluciones. Le dio preferencia a los incapaces llenos de oscura y ineficaz fidelidad. Ya sabemos adonde fueron a parar.

Ricardo J Machado dijo…

Comida o… (2)

Creo, sin embargo, con Martí, que la inteligencia no es lo mejor del ser humano, pero al mismo tiempo tengo la convicción de que sin suficientes personas de inteligencia superior vinculadas al proceso estratégico de toma de decisiones será muy difícil penetrar en la esencia de los problemas del desarrollo social en una época en que la ciencia, la tecnología y las formas avanzadas de pensamiento deciden. El problema es que la gente que piensa genera contradicciones y el sector conservador es alérgico a ellas. No reconocen que la contradicción es la esencia del marxismo y el avance. En general estudian poco. Les encanta salir de una reunión para entrar en otra, sin tiempo para pensar. La mayoría de las decisiones pretenden sacarlas de las reuniones y no de las investigaciones. Esa es su cultura, no la del debate ni la tolerancia a lo diferente. Pierden la paciencia y acuden a la etiqueta. Pero hay dos buenas noticias. Una es que el presidente y su equipo insisten en arrimar cada vez mas la ciencia al trabajo de gobierno. La otra es que el país dispone a nivel territorial del potencial científico necesario para resolver tanto el problema de la alimentación como los restantes. Pero una cosa es intentar poner la ciencia al servicio del gobierno y otra lograrlo y darle los espacios de arriba que todavía no tiene. Hay que saber organizar la búsqueda de la verdad con el personal científico. La mala noticia es que al parecer poderosos funcionarios de alto nivel hacen resistencia. No saben o no quieren utilizar a los investigadores. Han inventado seudo-procedimientos para recoger las opiniones de los científicos, hacen como que escuchan, rehúyen la discusión directa y engavetan las propuestas. Muchos científicos se callan por temor a las letales etiquetas. El foco de resistencia está en algunas zonas de arriba con las que va a tropezar el documento de nuestros excelentes economistas, suponiendo que le presten atención. Una muestra de ello está en el desafortunado caso del ministro Sobrino sobre el cual todos los ministros y elaboradores de leyes y resoluciones debían sacar sus propias conclusiones. Mientras algunas se sigan haciendo sin el filtro del análisis científico con la oponencia correspondiente seguiremos dañando la gobernabilidad del país. Durante años tuve relaciones directas con la mayoría de los países socialistas. He estudiado la mayoría de las investigaciones sobre el derrumbe. No se cayeron por falta de comida, que había la suficiente, sino por la escasez de confianza y transparencia. El hambre de verdad y competencia. Las torpezas y la ignorancia en las ciencias del buen gobierno agotaron la paciencia y la credibilidad de las masas. Hasta que reventaron, casi sin esperarlo. Creyeron que teniendo el periódico PRAVDA resolvían el problema. Díganme ustedes en la situación de Cuba con 7 millones de celulares y casi 4 con datos móviles lo que podría suceder. El pobre ministro de la alimenticia se habrá dado cuenta. Porque le pusieron lo que le pusieron. Cierro sintetizando comentarios sobre el texto de marras abreviando lo que expuse en el documento enviado a la SEAP.

Ricardo J Machado dijo…

Comida o (3 y fin)

1- Las propuestas del documento se expresan en términos de resultados restringidas solo a las variables económicas. No se mencionan los procesos mediante los cuales se obtendrán esos resultados, que es asunto esencial. No es una critica, sino una caracterización pues los procesos como objeto de ciencia no pertenecen a la economía sino a la ciencia de la administración o de Gestión que tiene que ver con la tecnología de la implementación, que es donde fracasan la mayoría de las estrategias y que algunos consideran una rama de la ciencia.

2- Mi enfoque no contradice el contenido del documento, sino lo complementa. Es del triple motor el tecnológico, el económico y el de gestión. Una visión totalizadora que articula estos tres tipos de variables dentro de cada solución. El de la gestión es el subsistema dirigente, pero es el menos desarrollado en el país y es el que garantiza la articulación entre los tres grupos de variables y su coherencia y racionalidad.

3- En correspondencia con la tesis anterior hay que producir drásticos cambios en el sujeto de dirección y el proceso de toma de decisiones. El poder de decisión debe trasladarse a un grupo de triple escalón ; nación ,provincia y municipio. Integrado por ingenieros, investigadores de la tecnología agrícola , economistas y expertos en gestión . Que sea capaz de ofrecer soluciones integradas que evadan la unilateralidad de otras soluciones fracasadas. Se debe crear mecanismo de contrapeso del Minagri que participe pero que no tenga la última palabra. Los errores cometidos son el resultado de la aplicación de modelos mentales que han perdido su capacidad de contacto con la realidad y que algunos ya no pueden superar. Decidimos según pensamos. Y si pensamos mal … Son las “cárceles mentales” según los chinos. El resto de mis propuestas se refieren al vínculo entre las soluciones coyunturales y las de tipo estratégico Es decir la solución definitiva de nuestras agonías alimenticias. La valoración de las isoyetas de lluvia por territorio, el manejo de los efectos de los potentes aguaceros tropicales y el peso demoledor de sus gotas de lluvia que deterioran los suelos por día, sus análisis de estructura fisco química para decidir que se puede sembrar y que no (evitar hacerlo a lo loco), la regulación de su acidez. El régimen de trabajo proletarizado de 8 a 5 que rompe la racionalidad del trabajo de campo que no es el de la industria. En el campo cada día es distinto por los cambios de la intensidad de la radiación solar. El desconocimiento de todos estos factores es lo que explica el ciclo interminable de nuestras derrotas agrícolas. Pienso que en los próximos 24 meses tendremos que cambiar nuestra histórica consigna por las dos palabras que encabezan estas notas. Se trata de interpretar el problema para que se entienda, que es durísimo Disculpen la extensión.

25 de septiembre de 2020, 19:23

Categories: En primera persona

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