La supuesta fuga de divisas de los emprendedores cubanos, las zonas libres, y el comercio mayorista: intercambio entre varios economistas cubanos

Tres economistas cubanos (Humberto Pérez, Julio Carranza y el autor de este blog) intercambiaron criterios a raíz de la divulgación del texto “Emprendedores exportaron en 2017 un capital nueve veces mayor que el invertido en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM)” (“Entrepreneurs exported 9 times more than the foreign capital that was invested in the ZEDM in 2017”), preparado por Emilio Morales y publicado en el sitio web de The Havana Consulting Group http://www.thehavanaconsultinggroup.com/en-/Articles/Article/67

Humberto Pérez: Sobre una posible réplica de zona de Colón en Cuba para el abastecimiento del sector no estatal

4 de noviembre de 2018

Estimado July,

De acuerdo con tus consideraciones y propuestas. Si no he entendido algo mal de tu respuesta creo que hay plena coincidencia con lo que yo propongo como política a seguir en los dos últimos párrafos de mis dos artículos (tanto en el de enero como en este más reciente).

Aunque no estoy actualizado sobre la situación de la zona que voy a mencionar, creo que la zona de Berroa que dispone (por lo menos disponía) de numerosos y amplios almacenes pudiera ser nuestra “zona de Colón”, sin tener que tocar a la zona de Mariel que, además, está más alejada.

Un abrazo,

Humberto Pérez

 

Julio Carranza: Sobre la actividad comercial de los emprendedores cubanos y “la fuga de divisas”

3 de noviembre de 2018

Estimado Humberto:

Por complicaciones de trabajo y reuniones no  respondí de manera rápida a tu comentario y al reenvío de  tus excelentes artículos previos   sobre el tema de la creciente actividad comercial de  cubanos particulares que van a otros países para hacer  importaciones diversas y que, tras mil peripecias, logran  entrarlas al país y revenderlas, cuestión que traté en el  texto “Los emprendedores cubanos   y el Pospanamax”. https://elestadocomotal.com/2018/10/28/julio-carranza-los-emprendedores-cubanos-y-el-pospanamax/

En primer lugar estoy totalmente de acuerdo contigo  en que (a diferencia de lo que pudiera parecer a un ojo no  especializado para apreciar   las complejidades del movimiento económico) no se trata en  rigor de una fuga de divisas del país, pues los valores  invertidos fuera regresan a la economía nacional bajo la  forma de mercancías y favorecen tanto la actividad  económica  del sector no estatal   como del estatal, también el consumo de bienes de la  población, que de otra manera esta no encuentra, o  encuentra a precios muchos más caros en los mercados  oficiales.

Sin embargo, dada la irregularidad con la que opera  esta actividad, (el monopolio sobre el comercio exterior y  los excesivos sobreprecios   que a mercancías similares pone el estado cuando las  oferta en su red de tiendas) permite que el tramo (D’) del  circuito D-M-D’ sea mayor del que corresponde en un  contexto económico adecuado lo permite por un lado  “rentas inmerecidas” y por otro precios irracionalmente   altos que afectan al consumidor dado que operan en un  “mercado” insuficiente al que por una parte le sobran limitaciones innecesarias y por otra le faltan las  regulaciones adecuadas. Todo esto es causa de numerosas deformaciones que, esas sí, implican pérdidas   de recursos, concentración innecesaria de los ingresos, especulación y trabas a la dinámica económica tanto del  sector no estatal como del estatal (que debería ser el  líder y más dinámico de la economía). El establecimiento  de un mercado mayorista de bienes y un mercado de capitales para facilitar adecuadamente estas actividades comerciales estatales y no estales (imprescindibles en cualquier economía desde mucho antes de los fenicios!) serían sin dudas una contribución al crecimiento económico y también un incremento de las divisas al estado, no solo para financiar el desarrollo económico sino también el desarrollo social.

Por ejemplo:

1- De establecerse por el Estado algo parecido a la  Zona Libre de Colón en un lugar como el Puerto del Mariel  o Berroa (con las regulaciones e   impuestos del caso, económicamente fundamentados en  función de una política de crecimiento), el gasto  permanente de estos miles de cubanos en pasajes de avión  (de líneas que no son cubanas), en hoteles y otros se  reduciría y aumentaría el gasto dedicado a   las compras dentro de las fronteras  nacionales fomentando la actividad económica de manera  notable. Esto no impediría que otros importen directamente, pero en condiciones diferentes, con mucho menos   espacio para la especulación.

2- la disminución en el altísimo porcentaje que  las redes oficiales de ventas en CUC le imponen a los precios, obligaría a los comerciantes individuales a bajar los suyos, contribuyendo así a un  mayor acceso de los consumidores y fomentar más la actividad económica con menos presiones  inflacionarias. Es notable la diferencia de precios entre lo que valen estos productos en la Zona Libre de Colón (por ejemplo). Un dato exacto: un refrigerador que en la Zona Libre vale 1140 usd se vende en Cuba aproximadamente en 2200 CUC, o sea casi el doble, esto no lo justifica los precios de flete, gastos de viaje, etc, esto lo hace posible los precios y las escaseces de las TRD (si es que así se llaman todavía), una moto eléctrica allí vale alrededor de 1000 usd, en Cuba las revenden en unos 2000 CUC, otra, un aire acondicionado split (con envío incluido) 400 usd, en Cuba no lo venden por menos de 700 CUC, otra, una campana extractora de cocina en Colon vale 230 usd en Cuba la revenden en unos 500 CUC y así  sucesivamente.

Esta actividad comercial no solo es inevitable, es  imprescindible pero por qué no se legaliza y sobre todo por  qué las empresas de comercio   del estado no participan también de manera protagónica de  esas operaciones con precios económicamente fundamentados y  de manera sistemática, ¿sería eso una “fuga de  divisas”? o el uso de divisas en productos  superfluos”?, pues NO, en primer lugar porque permitiría   ganar más divisas para otros destinos productivos y  sociales esenciales y en segundo lugar porque esos productos  no son “superfluos” en ninguna sociedad moderna y en  tercer lugar porque de todas maneras van a entrar y de la peor manera (sin regulaciones efectivas, con corrupciones y sobornos, con sobreprecios finales etc,  etc, etc).

En cuanto a lo que explicas sobre la cifra original a retener, el impacto que en esto tiene la velocidad de  rotación, etc estoy totalmente de acuerdo. Además de que en alguna medida considerable el origen del capital está en remesas o ingresos de nacionales en el exterior, o sea no son divisas compradas al estado o  desviadas ilegalmente.

Se  repite la pregunta una y otra vez, por qué no institucionalizar esto y colocarlo en un marco de  regulaciones adecuadas y económicamente fundamentas en cálculos rigurosos y políticas viables?,  ¿por qué mantener a sectores de la población que  encuentran en esas actividades una alternativa auténtica (sobre todo si es adecuadamente regulada) en situaciones permanentes de zozobra, actuando a veces como parias y  marginales, cuando muchos son jóvenes llenos de entusiasmo y deseos de hacer cosas que pueden ser muy favorables para el país?

Las  preguntas son muchas, estass solo corresponden a esta dimensión específica de los problemas del comercio exterior, pero que están conectadas con todas las demás,  la economía, como tú siempre nos recuerdas, es un sistema que se debe entender en toda  su complejidad para no decir y hacer disparates, porque sus consecuencias no son solamente económicas sino también y a veces mucho más importante, políticas.

Un abrazo
July

 

Pedro Monreal: Comentarios sobre las cifras de la supuesta “fuga de capital” de los emprendedores privados cubanos presentadas en el texto de Emilio Morales.

29 de octubre de 2018

Estimado Humberto,

Muy agudo tu análisis. Queda claro que la parte de las cifras del estudio de Morales que se ha identificado como “gastos de compras de productos” (1008 Millones USD) no representa en modo alguno una “fuga” de divisas. Es una operación de intercambio mercantil. Tampoco ocurre una “fuga” de divisas cuando una empresa estatal gasta divisas en el exterior para adquirir mercancías que van al mercado interno. Nota: El texto de Emilio Morales “Entrepreneurs exported 9 times more than the foreign capital that was invested in the ZEDM in 2017”, fue publicado en el sitio web de The Havana Consulting Group http://www.thehavanaconsultinggroup.com/en-/Articles/Article/67

El segundo punto que creo que es muy importante destacar es que esa cifra hay que ponerla en una perspectiva adecuada para evitar la falsa imagen que parece proyectar el dato. La clave de ello radica en la explicación del ciclo de rotación que has hecho de manera muy precisa y a la que no habría que agregar nada. La cantidad que debería retenerse entonces es la del promedio de 3265 USD de capital inicial invertido por cada “emprendedor”.  Por supuesto que detrás de ese promedio hay asimetrías, pero creo que la cifra promedio indica claramente que no estamos ante una “burguesía compradora” poderosa, ni nada que se le parezca.

El tercer punto que considero que precisas muy bien es que –dado el peso de las remesas y su conexión con este tipo de actividad, tanto por el lado de la “inversión” como por el lado del “consumo”- esa actividad importadora no implica –en lo fundamental- un “desvío” de divisas estatales para alimentar negocios privados. Aun asumiendo que una parte de esa actividad pudiera financiarse con “desvío” de dinero estatal (robo, corrupción, etc.) es plausible asumir que la mayor parte del origen de ese monto de capital inicial de 3265 USD se origina en remesas y también en las divisas captadas al turista.

Hay otras dos cuestiones importantes: a) el impacto que tendría en el funcionamiento de esa actividad una modificación del marco legal e institucional, y b) lo que se ha identificado en el estudio de Morales como “inversión en otros países (negocios y bienes raíces”).

Sería muy difícil pensar que la combinación de tres medidas (legalización de PYMES privadas, autorización a las importaciones privadas directas, y creación de facilidades mayoristas) no tuviese un efecto muy rápido en reducir el monto de los cuatro componentes de “capital operativo” asociados a las importaciones privadas (pasajes, hoteles/ comida, empaque y logística de envío). La suma de esos cuatro componentes es hoy un poco menor a los “gastos de compras”.

Las tres medidas anteriormente indicadas pudieran reducir esos gastos, liberando divisas para comprar más productos y ayudando a reducir costos, y por esa vía posiblemente ayudar a reducir precios de consumo. Si el sector estatal cubano –por sí mismo o en asociación con empresarios extranjeros- crease la logística de distribución mayorista “in situ” y si lo hace pensando en competir con el esquema actual, es muy difícil que no fuese la alternativa más competitiva que pudiesen encontrar los importadores privados cubanos. Benavides y Vascós se han referido al tema del comercio exterior y José Luis Rodríguez ha mencionado la posibilidad de operar ese tipo de negocio mayorista en la modalidad de “consignación”.

La otra cuestión que se refiere a la “inversión” es el punto más controversial del trabajo de Morales: a) metodológicamente es cuestionable (utiliza una muestra demasiado pequeña y no es nada clara la manera en que funcionan las opiniones de “expertos” en la generación de los estimados, b) las cifras “máximas” adoptadas para el rango de estimación de inversiones (70000 USD) es problemática por ser demasiado bajas para el caso de inversiones en bienes raíces, c) la ausencia de cifras diferenciadas para dos tipos muy distintos de inversión (negocios y bienes raíces) le resta credibilidad a los estimados, y d) no queda claro por qué los estimados de inversión no se obtuvieron directamente de encuestas aplicadas a casos de inversionistas “reales” y se utiliza, en cambio, un método muy indirecto para calcular inversionistas “potenciales” (en tres escenarios de ingresos).  En resumen, es muy impugnable la cifra estimada de 366 millones de inversión.

Esta es una reacción muy rápida a tu excelente análisis. Tendría que revisar de nuevo con más calma el texto de Morales para ver si pudiera hacer otros comentarios.

Un abrazo,

Pedro

 

Humberto Pérez: Introducción a dos artículos relativos a la supuesta fuga de capitales de los emprendedores privados.

29 de octubre de 2018

Estimado July,

Comparto al 100% los criterios y consideraciones que haces en este trabajo tuyo no obstante me he decidido a compartir contigo y con otros compañeros un análisis del reciente artículo de The Havana Consulting Group que en cierta medida ha movilizado las neuronas de muchos de nosotros acerca del tema de referencia.

Adjunto dos artículos míos sobre el tema. el primero lo escribí en enero de este año y salió en Segunda Cita . el segundo esta recién salido del horno. ruego encarecidamente que los lean y analicen en el orden cronológico en que los escribí.

Ambos los someto a su criterios y consideraciones criticas un abrazo a todos,

Humberto Pérez

 

Humberto Pérez: Acerca de los supuestos 2390 millones de dólares que se fugan del país por la vía del sector no estatal (dato basado en un artículo de Emilio Morales de The Havana Consulting Group).

28 de octubre de 2018

Me preocupa lo que pueda derivarse, sobre todo entre los organismos decisores, si no se analiza y profundiza en este asunto desde el punto de vista de la ciencia económica y teniendo en cuenta los mejores intereses del pueblo y lo más aconsejable para el proceso de implementación del nuevo modelo económico social derivado del documento de la Conceptualización.

La cifra que, según se plantea, supuestamente se “fuga” de Cuba asciende a la friolera de casi 2400 millones de dólares anuales y el autor comenta que es “nueve veces mayor que el capital extranjero invertido en la Zona Económica de Desarrollo de Mariel (ZDEM)” y “una cifra similar a la que el Gobierno dice se necesita para revitalizar la economía de Cuba”.

La cifra es abrumadora, los datos estadísticos en que se basa son abundantes y al parecer bastante confiables, están manejados con pericia manipuladora y se utilizan como base para unas conclusiones que considero en lo fundamental acertadas, independientemente de la cuantía real final de dichas cifras después de los despejes, limpiezas y análisis de las mismas y de los propósitos que pueda tener el articulista, sobre lo cual no tengo ningún criterio preconcebido. Me preocupa principalmente que se trata de algo que puede confundir y convertirse en punto de partida para alguna nueva marcha atrás en nuestras decisiones de política económica.

Lo primero que me parece se hace necesario es el delimitar los supuestos componentes y vías para las supuestas “fugas” de capital de que se habla.

No sé por qué se incluyen los aproximadamente 40 000 cubanos que integran el componente “visas de trabajo”, puesto que representan un aporte neto de ingresos en divisas para el país y que, según se informa, salen como promedio dos veces al año, por dos o tres meses en cada ocasión.

No sé por qué aparecen incluidos los integrantes de los más de 35 mil cubanos que resultaron emigrantes y cuyos gastos por lo general, o por lo menos en su mayor parte, son sufragados por los familiares que viven en el extranjero. Algo parecido entiendo ocurre con los más de 54 mil que hicieron turismo de familia.

Con respecto a lo relacionado con los aproximadamente 48 mil cubanos que se dedican a la compra – venta de mercancías, ya en enero de este año escribí y se publicó en Segunda Cita un artículo mío comentando otro que apareció en el desaparecido blog Cartas desde Cuba de Fernando Ravsberg. El artículo que publico Fernando se tituló “Los millones que vuelan con los cubanos”.

En esta oportunidad adjunto mi artículo de entonces que les pido leer de nuevo, antes de leer este de ahora que también les adjunto, y analizarlo (observen lo destacado en negrita y lo subrayado por mi) para que me hagan sus comentarios acerca de lo que planteo en ambos y me digan en que me equivoco. Sobre todo, me interesan las opiniones, entre nosotros, de los más versados y escrupulosos en el manejo de los datos estadísticos.

En el artículo de enero planteaba la necesidad de responder con datos a 5 preguntas “para poder determinar la rotación media anual del dinero o capital invertido y por lo tanto el monto real de este capital”, que supuestamente “vuela” con los cubanos.

Las 5 preguntas resultan respondidas en el actual trabajo de The Havana Consulting Group.

1—El número de compradores cubanos que en 2017 realizaron compras en países extranjeros para vender en Cuba los productos adquiridos fue de 48 473 (el 24,03% de los cubanos que salieron para negocios y que en total fueron de 201 719).

2—Estos compradores viajaron como promedio 11,5 veces al año cada uno, de lo que se deriva que hicieron otras tantas operaciones de ciclo completo.

3—El valor promedio anual de las mercancías adquiridas por comprador fue de 20,8 miles de dólares (resultado de dividir el total de 1008 millones de dólares entre los 48 473 compradores).

4—El valor promedio por compra individual fue, por tanto, de unos 1809 dólares (resultado de dividir 20,8 miles anuales entre 11,5 compras).

5—Los 48 473 compradores hicieron 557 440 viajes de ida y vuelta en el año (resultado de multiplicar los 48 473 por 11,5 viajes cada uno). Esto represento un 78% de todos los viajes que realizaron los cubanos al exterior en el 2017 que fueron 711 197.

Si tomamos el dato de gastos totales en pasajes aéreos (426,7 millones de dólares) y el de los gastos totales en hospedaje, alimentación y transporte (472,9 millones de dólares) y consideramos que proporcionalmente el 78% correspondió a los compradores de mercancías, nos dará que lo gastado por estos en tales destinos fue de unos 701,8 millones de dólares en el año.

Si imputamos a los compradores de mercancías todos los gastos informados sobre  logística para empacar productos (58,2 millones dólares) y para enviarlos ( 52,1 millones de dólares), tendremos que en estos menesteres los comerciantes gastaron 110,3 millones de dolores en el año.

En resumen, el total del capital desembolsado en el año por los 48 473 compradores de mercancías fue de unos 1820,1 millones de dólares. Pero capital desembolsado no es igual a capital invertido. Los 1820,1 millones del capital desembolsado son el resultado de hacer rotar el capital inicialmente invertido 11,5 veces en el año, a razón de 158, 3 millones de dólares como promedio por cada ciclo de rotación. Se trata de un mismo monto de capital comercial inicial que recorre el semi ciclo D-M en el extranjero y el semi ciclo M-D´ en Cuba. Terminado cada ciclo completo D-M-D´, el comerciante cubano comprador-vendedor deduce su ganancia y, con el capital inicial invertido y recuperado en la operación, reinicia un nuevo ciclo.

El promedio de capital total desembolsado por cada uno en el año asciende a 37 549 dólares (1 820,1 millones entre 48 473 compradores) y, como ello es resultado de hacer rotar 11,5 veces el monto total promedio del capital inicial invertido, seria de solo 3 265 dólares per cápita.

Por lo general el capital inicial u originario no lo extrajeron los comerciantes de ninguna CADECA ni de ningún banco cubano. Fue el aporte de algún familiar extranjero o de alguien perteneciente al sector de lo cubanos que reciben directamente divisas extranjeras por una u otra vía y que las invierte “por la izquierda” en esta actividad  sin haberlas convertido previamente en CUC y sin que pasaran a formar parte en ningún momento de las finanzas del Estado.

Para el reinicio de cada nuevo ciclo de rotación de su capital estos comerciantes, con los CUC obtenidos de sus ventas a los clientes en Cuba en el semi ciclo M-D´, no acuden tampoco por lo general a las CADECAS  o a los bancos para obtener a cambio los dólares necesarios, sino que los obtienen en el mercado “negro” paralelo que existe, de las manos de los que no cambian por CUC todo lo que les llega en divisas sino que retienen parte de las remesas, propinas u otros tipos de ingresos directos en divisas, y también de las manos de algunos extranjeros en tránsito. Mercado “negro”  donde logran aproximadamente 94- 95 cts. de dólar por cada CUC que cambian, mas ventajoso además que si lo hicieran en las CADECAS o los bancos.

Creo que algo similar han hecho los más de 6000 cubanos que decidieron convertirse en residentes e invertir en negocios en otros países.

Es decir, en mi comprensión las cifras reales a manejar son muy inferiores a las que se mencionan en el trabajo de The Havana Consulting Group pero lo más importante es que entiendo no se está produciendo una autentica “fuga” de divisas desde las arcas del Estado, sino que lo que está ocurriendo es, por políticas económicas inadecuadas,  la perdida  innecesaria por el país de una fuente importante de divisas de las que este podría disponer legitima y abiertamente de una manera mucho mas eficiente  para aumentar los recursos externos que aporten capital, servicios y bienes para el consumo, incrementen producciones y exportaciones y en general contribuyan al  desarrollo, simplemente legalizando y regularizando debidamente la actividad comercial de referencia, permitiendo la apertura en zonas especiales de almacenes de suministradores extranjeros que vendan aquí lo que ahora se va a buscar a países extranjeros y estableciendo las diversas las vías de asociación con el capital que, desde diferentes fuentes, pueden aportar los llamados “emprendedores” cubanos residentes o no en el país, como está previsto en el documento de la Conceptualización.

Esto sin hablar de que al Estado tal vez le podría ser conveniente invertir, de su  exigua tenencia de divisas, un pequeño capital inicial para desarrollar a través de las entidades estatales una actividad comercial similar al que están desarrollando los privados y, mediante un eficiente empleo, rotación, recuperación y reinversión de dicho capital, convertirlo en millones de dólares de desembolso en bienes y servicios a ofertar a la población en competencia leal y legal con el sector no estatal.

 

 Julio Carranza. los emprendedores cubanos y el Pospanamax

28 de octubre de 2018

https://elestadocomotal.com/2018/10/28/julio-carranza-los-emprendedores-cubanos-y-el-pospanamax/

Un texto breve para aportarles una evidencia más sobre este relevante tema que plantean Michael y Joaquín. En estos momentos estoy en Panamá en una reunión de trabajo, ayer por curiosidad fui a la Zona Libre de Colón, es impresionante lo que se ha montado y organizado allí para venderle a los cubanos que vienen a buscar cualquier tipo de mercancía al por mayor. El año pasado visitaron Panama 40 mil cubanos y este año están esperando más de 60 mil y decenas de millones de dólares en gastos de todo tipo. El Gobierno panameño ha aprobado una política especial para los cubanos entregándoles visas (tarjeta de turista) para visitar Panama por 30 días cada vez a todo el que la solicite y tenga carnet de trabajador por cuenta propia o de artesano, también a los que ya hayan estado en el país o en cualquier otro país recientemente. Se escucha con frecuencia por esas calles el típico “Oye chico” y el menos formal “que bola acere, encontraste lo que buscabas? y barato?, regatea que te hacen rebajas!, etc, por lo general gente joven, hombres y mujeres y con aspecto muy popular, que realizan compras, esencialmente para revender en la Isla, aun cuando por lo general cumplen con las regulaciones que le pone la Aduana Nacional de la República. Tiendas con nombres y propaganda comercial como “Cubarato” , “Para toda Cuba”, “Lo Mejor para Cuba”,  “De fabrica  pa’ Cuba” etc, etc, además de varios puntos para hacer los envíos vía marítima a La Habana abundan en el lugar con grandes vallas de propaganda que se van apreciando ya desde la carretera según uno se acerca a la entrada de la Zona Libre. Escuche a algunos con la idea de poner restaurantes de comida cubana en el lugar para responder a la demanda del número creciente de cubanos qué pasan por allí en su actividad comercial.

Colon es la Zona Libre más grande de America Latina y está muy cerca de la salida del Canal al Mar Caribe, donde, por cierto, funcionan intensamente ya las nuevas y enormes exclusas que permiten el paso de los llamados e inmensos buques pospanamax -de los más grandes del planeta- (Calado: 12,0 metros, Calado aéreo: 57,9 metros, Manga: 32,3 metros  Eslora: 289,6 metros), aquellos que suponemos en algún momento puedan integrar el Puerto de Mariel en su trayectoria como un centro de redistribución regional.

En declaraciones recientes a la prensa el Director de la Zona Libre expresó: “La economía (de la zona franca) se va a mover y le vamos a abrir una ventana a todos esos cubanos de a pie. Lo importante es que compren, se queden unos días en el país y gasten en hoteles y comidas”, declaración más que lógica desde le punto de vista de los legítimos intereses comerciales de Panamá, así como legítima es la actividad comercial de estos cubanos que vienen a suplir  una actividad que (a saber por qué) el Gobierno cubano no realiza con suficiencia o no permite que estos la hagan de manera más ordenada y regulada. Y esto no solo sucede en Panamá, también en muchos otros lugares (Cancún, Quito, Ciudad de México, Miami, Guyana, etc, etc)

De modo que cabe la pregunta realizada, por qué no es el Gobierno de Cuba quien realiza esas importaciones, o permite que el sector no estatal las realice desde Cuba (con las regulaciones del caso) y así retener en el país parte considerable de la no despreciable cantidad de divisas que están saliendo por esa vía?, lo cual beneficiaría la economía nacional y tendría un efecto positivo sobre la población (al menos sobre sectores importantes de ella) y a la actividad del sector no estatal cuyo lugar es, cómo se ha explicado reiteradamente, fundamental para generar empleo, mejorar los servicios y alguna producciones y contribuir a crearle mejores condiciones a las empresas estatales (líderes de la economía) para que recuperen niveles aceptables de eficiencia y productividad sin los cuales no habría salida posible para el estancamiento en el que se encuentra la economía nacional, esto haya bloqueo o no haya bloqueo, no porque se subestime el tremendo efecto dañino del bloqueo, si no por todo lo contrario.

Si se comparan los precios que para muchas productos se encuentran en la Zona libre de Colón y los precios a los que en algunas ocasiones (no con frecuencia) se encuentran estos productos en las redes de tiendas en CUC del Gobierno, se puede apreciar una gran diferencia al alza, a todas luces irracional pues desinsentiva su compra, lo cual además permite que los que llevan mercancías para vender también las pongan a precios muy altos (aunque menores a los del Gobierno) comparado con lo que les cuesta, (gastos de viaje y envío incluidos) y obtienen ganancias rápidas y notables.

Lo que logra obtener el Gobierno con esos sobreprecios extraordinarios es, debido al desestimulo  a su compra, bastante inferior a lo que obtendría en divisas con precios que garanticen un margen de ganancia razonable y no exorbitante, además de que contribuiría a dinamizar la economía y a un mejor ambiente social, sobre todo en la juventud, sector que de manera permanente y legítima está en busca de alternativas difíciles de encontrar, dado el contexto de depresión económica y limitaciones que caracterizan la situación actual de la economía y de las políticas económicas en el país.

Humberto Pérez: Comentario a “Los millones que vuelan con los cubanos”

Por Humberto Pérez

23 de enero de 2018

http://segundacita.blogspot.com/2018/01/comentario-los-millones-que-vuelan-con.html

En estos últimos días, con el título que encabeza este comentario, ha circulado bastante en la prensa digital y a través de los e-mails un artículo periodístico de Fernando Ravsberg. http://cartasdesdecuba.com/los-millones-que-vuelan-con-los-cubanos/

Al artículo de marras lo reproduzco más abajo con algunos subrayados míos.

Creo que ante esta información hay que recordar lo que nos dijo Marx en alguna ocasión: ¨si la esencia y la apariencia de las cosas coincidieran no haría falta la ciencia¨.

Me veo llevado a retrotraerme a la época en que, como profesor joven de ¨El Capital¨, explicaba la naturaleza y el funcionamiento del Capital Comercial tratado en el Tercer Tomo de dicha obra.

En primer lugar, haría falta disponer de una información que no está en el artículo, no se obtiene a través de las publicaciones estadísticas cubanas y no sé si algún investigador y estudioso pudiera tenerlas, por lo menos en parte.

1–¿Cuál es el número total de compradores cubanos que realizan estas compras en países extranjeros para vender en Cuba los productos adquiridos?

2–¿Cuántas veces, como promedio al año, un mismo comprador realiza estos viajes comerciales y compra fuera y vende dentro, es decir, cuántas operaciones completas de este tipo realiza como promedio anual?

3–¿Cuál es el valor promedio anual por comprador?

4–¿Cuál es el valor promedio por compra que se produce en este comercio?

5- Por lo que se entiende de lo informado los 600 millones de USD de gastos anuales de que se habla incluyen lo que se paga por las mercancías (costo o precio mercantil), pero además los costos del viaje, hospedaje, transportaciones, re-envases y embalajes, fletes aéreos o marítimos, comisiones u otro tipo de pagos a personal vinculado en los países extranjeros, etc. ¿Es así?

Estos datos resultan necesarios para determinar la rotación media anual del dinero o capital invertido y por lo tanto el monto real de este capital que debe ser lógicamente una cifra bastante menor a los 600 millones de USD de que se habla.

Por ejemplo, si hipotéticamente, se tratara de un solo comerciante que hiciera una compra a comienzos de año y otra a finales de año o comienzos del siguiente, es decir una sola operación en el año, necesitaría disponer efectivamente de 600 millones de capital para recorrer el ciclo completo de comercio anual, que sería un solo ciclo: compra una vez, trae lo comprado, se pasa el resto del año vendiéndolo en Cuba, recupera lo invertido y obtiene además una ganancia dada, y vuelve al final con los mismos 600 millones a realizar la compra del siguiente año y así sucesivamente.

Pero si ese mismo comerciante paga en el extranjero los mismos 600 millones totales en el año, pero lo hace cuatrimestralmente por partes iguales, es decir en 3 ocasiones en el año, para desarrollar su negocio necesitaría solo un capital comercial de 200 millones a los que hace rotar 3 veces en el año. Si lo hiciera cada dos meses, haría rotar su capital 6 veces y solo necesitaría desembolsar en cada ocasión 100 millones de USD y (supuestamente de los bancos del país) solo extraería los 100 millones que invirtió en la primera vez, pues las siguientes veces se trataría de los mismos 100 millones que salen, entran, se recuperan, vuelven a salir, vuelven a entrar, etc.

Se pudiera razonar que, en definitiva, bajo una u otra hipótesis, del país salieron los 600 millones de USD en el año, lo que solo sería cierto en apariencia.

Y es que el capital comercial o mercantil se manifiesta y existe, a través de cada ciclo recorrido económicamente en la circulación, en dos formas materiales distintas: comienza en forma de dinero (capital dinero), pero cuando el comerciante adquiere las mercancías que después va a vender, ese capital se transfigura y regresa a Cuba revistiendo la forma material de productos o mercancías (capital mercantil). Este comerciante en este momento ha retornado al país el mismo valor en divisas que sacó, pero en la forma material de productos. Su capital ha recorrido la fase D-M, que comenzó afuera pero que termina dentro del país, al entrar a este y quedar dispuesto para su venta.

Después viene la fase de vender a los clientes (consumidores) cubanos la mercancía traída para que su capital recorra la fase final del ciclo, la fase M-D´, y se convierta de nuevo en dinero incrementado que contiene la recuperación de lo invertido en el costo o precio de las mercancías y en los demás gastos de transportación y comerciales en que haya incurrido, más una ganancia mayor o menor que es de la que se apropia el comerciante. Esta fase ocurre también dentro del país.

¿A manos de quiénes van a parar las mercancías traídas por el comerciante? A manos de otros cubanos que como consumidores las adquieren y con ellas satisfacen diversas necesidades. Es decir, el dinero que salió inicialmente (supuestamente de los bancos) del país continua después todo el tiempo dentro de este: primero en forma de mercancías aún en manos del comerciante y por último en forma de bienes de consumo en manos de los consumidores.

¿De qué fuentes sale el dinero con que los consumidores cubanos le han comprado las mercancías a este comerciante? Puede ser que haya salido de un salario o una pensión, pero lo más frecuente y probable es que las hayan comprado con CUC o con CUP que hayan salido de las CADECAS cambiados por nuevas divisas que el país ingresa de los receptores de las mismas, procedentes de remesas, turistas y otros residentes que tengan otros tipos de ingresos en divisas. Puede que en casos la compra se haya ejecutado informalmente y ¨por la izquierda¨ directamente en alguna divisa extranjera sin que haya pasado por las finanzas del país y con frecuencia estos comerciantes no cambian en los bancos los CUC y CUP procedentes de las ventas realizada, sino que lo hacen también ¨por la izquierda¨ por los receptores de divisas en dólares, que prefieren hacerlo por esta vía para eludir en parte la multa a que está sometida la divisa norteamericana en las CADECAS. Estas divisas en que convierte el comerciante sus ingresos, no solo son en su mayor parte la recuperación del capital inicialmente invertido, sino que además se trata de divisas que no han entrado en ningún momento en las arcas del Estado y son por tanto divisas frescas.

Adicionalmente el comerciante debe haber pagado derechos de aduana e impuestos que representa ingresos para el país, aunque sabemos que esto se burla muchas veces y que por estas vías se recibe menos de lo que se debía según lo legislado. No obstante, hay que tener en cuenta que cuando incluso el comerciante paga sobornos, económicamente hablando, está entregando esas divisas a manos de algún otro cubano que reside en el país y esa divisa, aunque derivada de un acto ilegal y de corrupción, se queda dentro del país, aunque no en las arcas del Estado.

Lo fundamental es entender que, aunque supuestamente, el capital inicialmente invertido por el comerciante para comenzar el primer ciclo de rotación haya salido de un banco cubano, ya las siguientes inversiones para comenzar los nuevos ciclos salen del dinero recuperado de la primera inversión o de fuentes de divisas frescas y no es una nueva salida de divisas de las arcas del país.

He subrayado la palabra supuestamente en varias oportunidades en que he dado por sentado que el dinero salió necesariamente de las divisas que el país tiene en sus cuentas. Porque me inclino a pensar que la mayoría de los capitales originarios o iniciales de las actividades comerciales realizadas por cubanos a las que se refiere el artículo (y no solo en el caso de los EE.UU.) han salido de remesas en dinero o especie de familiares o amigos cubanos en el exterior que, a veces, además, son los verdaderos dueños de los negocios usando a los cubanos residentes en Cuba como sus testaferros. O han salido como una reinversión de algunos dueños de paladares o similares. O han salido de los ahorros de cooperantes cubanos en el extranjero, de los ingresos de artistas:  músicos, pintores, etc., que tienen suficientes ingresos en divisas. Es difícil pensar que un cubano cuyos ingresos sean solo procedentes de sus salarios o pensiones o de los magros ingresos que tiene la mayoría de los auténticos cuentapropistas (no de los eufemísticamente llamados así pero que en la realidad son dueños de MIPYMES), puedan haber comprado divisas en un banco para iniciar una actividad comercial como las comentadas.

Tengo la presunción de que la actividad comercial comentada ha representado más que una fuga una entrada neta de divisas y de capital fresco al país, además de resolver necesidades que las entidades del Estado no han logrado resolver. Deben haber resultado más que una sangría una transfusión.

Y tengo la impresión de que la no compresión de la esencia económica de esta actividad y el haberse guiado solo por sus apariencias es lo que llevo hace unos pocos años a los organismos decisores, a retirar licencias ( unas 20 000 si mal no recuerdo) que se habían concedido para ejecutar comercio minorista por cuenta propia, afectando innecesariamente a los que ya estaban empleados en dicha actividad y a la población consumidora que se vio privada de acceder a bienes e insumos que desaparecieron del mercado o se mantuvieron clandestinamente, que es lo que principalmente ha ocurrido.

Considero que de lo que se trata es de autorizar estas actividades comerciales y regularlas y controlarlas debidamente e incluso ofrecer la oportunidad de que se creen asociaciones entre el sector privado y el sector estatal cooperativo que faciliten la entrada de capital fresco para financiar la mejora que el consumo de los artículos implicados en este comercio está reclamando la población.

Espero no haberlos abrumado demasiado con esta explicación y argumentación y no haber resultado demasiado petulante, sobre todo ante el autor del artículo.

Además, puede que algunos o muchos no estén de acuerdo con mis razonamientos.

Por lo que no haya logrado o motive desagrado, pido disculpas.

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Los millones que vuelan con los cubanos

Fernando Ravsberg,

18 de enero de 2018

http://cartasdesdecuba.com/los-millones-que-vuelan-con-los-cubanos/

Un periódico español informa que decenas de miles de cubanos viajan cada año a Guyana para “importar” productos por valor de U$D 145 millones. El tráfico es tal que una aerolínea caribeña decidió establecer una ruta entre los dos países.

Es difícil confirmar la exactitud de esta cifra pero el presidente de Fly Jamaica, Ronald Reece, nos da una pista al afirmar que inician los vuelos porque “hay muchos cubanos que vienen a comprar aquí. Guyana es uno de los pocos lugares que pueden hacerlo sin una visa”.

El dinero que estos “importadores” gastan en Guyana no son pesos convertibles y mucho menos pesos cubanos. Para comprar en aquel país se necesita llegar con moneda dura, son dólares o euros que salen, de una u otra forma, de la economía nacional.

Otro tanto ocurre con Rusia, donde la afluencia de compradores de la isla es tal que en algunos mercados hay carteles en español dirigidos específicamente a los cubanos. Existe además una red de hostales para hospedarse y otra de transporte hacia los mercados.

Las aerolíneas mexicanas han intentado limitar, sin mucho éxito, la cantidad de bultos y el peso de estos. Finalmente se establecen dos colas una para los que vienen con una maleta y la otra para los que traen aires acondicionados, televisores o piezas automotrices.

En las calles de la zona franca de Panamá, se escucha constantemente el acento de la isla y en las tiendas más importantes los cubanos tienen personal exclusivamente dedicado a ellos, vendedores que conocen a la perfección las reglas de la aduana de Cuba.

Las empresas encargadas de enviar contenedores desde Panamá a la isla tienen grandes espacios con balanzas, para que los cubanos re-envasen lo que compraron hasta alcanzar decenas de paquetes con el peso máximo tolerado para no pagar impuestos al entrar a su país.

Hace un par de años ya, el gerente de la zona franca de Colón en Panamá, Manuel Grimaldo, revelaba un dato sorprendente: “Ese mercado cubano de a pie que viene a Panamá representa actualmente unos US$100 millones solo en compras dentro de la Zona”.

También a Haití viajan desde Cuba miles de personas en busca de mercancías y allí son esperados por los mercaderes con los brazos abiertos. Crearon incluso hostales para los compradores cubanos, donde el hospedaje diario con desayuno cuesta apenas U$D 10.

Entre Panamá y Guyana los cubanos se gastan unos U$D 250 millones cada año, si les sumamos Haití, Rusia y México podríamos hablar de U$D 600 millones. Esa sería la fabulosa cifra que sale de Cuba en los bolsillos de decenas de miles de personas, dedicadas a importar por cuenta propia.

 En la isla esos productos no se venden en dólares sino en pesos, por lo cual se necesita volver conseguir divisas dentro de Cuba para comprar en el siguiente viaje. En pocas palabras, cada año salen cientos de millones en moneda dura, para beneficio de los comerciantes de otros países.

EEUU es parte de otra ecuación, el negocio del contrabando funciona ligado a las remesas familiaresGran parte de los dólares que los emigrados envían se utilizan para comprar mercancías en Miami, cuya venta en la isla produce los CUC necesarios para pagar a los familiares.

La mayor parte de la mercancía entra como contrabando, sin pagar impuestos al Estado, sea porque los importadores conocen al detalle las reglas de aduana y las utilizan a su favor o porque conocen a alguien de la aduana que “trabaja” a su favor.

Quien sostiene y alimenta este comercio es sin dudas el Estado con la escasez crónica de productos, el impuesto del 240% que se les aplica para la venta, la mala calidad de las mercancías importadas, la poca variedad e incluso el mal gusto de muchas de ellas.

Las importadoras cubanas han sido casi siempre nido de corrupción, cada cierto tiempo los directivos salen esposados de sus oficinas. Algunos exempleados reconocen haber cobrado decenas de miles de dólares en comisiones o viajes de turismo a cambio de firmar contratos.

El país necesita ordenar su comercio interno para que el grueso de las divisas se quede en la economía nacional. Ya sabemos que los particulares son más eficientes a la hora de importar, entre otras cosas porque antes de comprar hacen un estudio del mercado.

 Los hay incluso que venden por catálogo y de esa forma tienen toda la mercancía colocada antes de poner un pie fuera de Cuba. Piden por email los productos y viajan a recogerlos cuando tienen un volumen que les permita costear gastos y obtener ganancias.

 Hasta ahora la represión y la restricción no han logrado frenar este comercio y difícilmente podrán mientras persistan necesidades de consumo insatisfechas. Si las autoridades se proponen lograr un resultado distinto harían bien en idear soluciones diferentes.

Fuente: https://elestadocomotal.com/2018/01/22/humberto-perez-comentario-a-los-millones-que-vuelan-con-los-cubanos/

 

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