HUMBERTO PÉREZ. Comentarios a artículo de Jorge Barrera sobre la unificación monetaria en Cuba

Humberto Pérez, autor invitado de este blog, Ministro- Presidente de la Junta Central de Planificación (1976-1985) y Vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba (1979-1985), comparte con los lectores sus comentarios al artículo “La unificación monetaria, un primer paso urgente”, de Jorge Barrera Ortega.

19 de enero de 2018

Estimado Barrera,

Como ya te expresé al comentarte la primera versión de tu artículo, lo considero muy serio, con profundidad profesional y muy útil en la búsqueda de los caminos concretos para ejecutar las más urgentes medidas que reclama la aplicación del nuevo modelo económico planteado bajo los objetivos programáticos de la Conceptualización recién aprobada. Resultan predominantes mis coincidencias con tus apreciaciones por encima de las diferencias que mantengo acerca de las tácticas, procedimientos y secuencias especificas a seguir.

Pero como bien tu planteas es muy difícil que en temas tan complejos no haya discrepancias incluso entre los coincidentes en los objetivos a lograr.

Trataré de sintetizar mis diferencias o discrepancias contigo. Para facilitar la exposición de las mismas encontrarás en la reproducción de tu texto que aparece más abajo, subrayados en azul los puntos respecto a los cuales mantengo diferencias o dudas suficientes como para insistir en mis posiciones. A renglón seguido veras entre paréntesis en rojo mis iniciales y unos signos de interrogación.

1—Creo que el aspecto más generalizable y que toca a más puntos de tus propuestas es la, aparente inocua y posponible para ti, eliminación en la práctica de la dualidad monetaria sin aun proceder a la modificación de las tasas cambiarias. El no hacerlo lleva a que en tus propuestas se mantenga la contabilidad empresarial en dos monedas, con todos sus engorros, complicaciones, confusiones, facilitación de errores, posibles desviaciones de recursos, etc., etc.

Ello conduce a que propongas calcular los nuevos precios interempresariales con componentes de costos de igual denominación valorados en dos monedas (casos de los insumos y la depreciación), a un posible subsidio en las empresas exportadoras en una etapa inicial, a la determinación de coeficientes de ajuste para determinados componentes del costo, a establecer un por ciento dado de ganancia sobre el costo para  tratar de que todas las empresas resulten rentables de inicio y solo determinar una comparabilidad de eficiencia entre las empresas que producen iguales productos, etc., etc.

Mi propuesta es llevar como un primer paso toda la contabilidad empresarial a una sola moneda desde los registros primarios convirtiendo los actuales registros, cuentas y operaciones internas en CUC a moneda nacional (CUP) simplemente multiplicando lo contabilizado en CUC por la tasa que se esté utilizando actualmente en la empresa dada: 1×1, 1×2, 1×10, etc.

En definitiva hoy todas las entidades componentes del sistema empresarial actual en algún punto o instancia de su estructura organizativa deben consolidar sus balances contables en CUP, para obtener un resultado único del trabajo de la entidad, para tributar al Presupuesto y a los fines de las Cuentas Nacionales.

Al partir de que toda la contabilidad de las empresas habrá sido llevada a una sola moneda (el CUP) desde los registros primarios, e incluyendo a  sus cuentas bancarias (excepción hecha de las empresas extranjeras y empresas mixtas), considero que los precios interempresariales se pueden actualizar al establecer la nueva tasa de cambio, llevando el valor y precio de todos  sus costos importados a CUP a partir principalmente de sus actuales costos en CUC multiplicados por la nueva tasa de cambio en sustitución de la tasa actualmente utilizada, como bien tu propones.

Lógicamente, al aplicarse una nueva tasa de cambio, se producirá una consecuencia eslabonada desde los nuevos precios incrementados a los que las empresas importadoras venderán sus importaciones a las empresas productoras que inician la cadena de clientes nacionales. Dicho efecto, de manera ramificada se trasladará secuencialmente por estas últimas a través de sus nuevos precios mayoristas también aumentados, a todas las demás empresas consumidoras indirectas de productos importados que formen parte de la cadena, estableciéndose un efecto ¨dominó¨.

Creo que si partimos de que el camino a recorrer comience por las empresas primeramente afectadas por el incremento de los precios de los insumos y demás recursos productivos de origen importado (las que dan inicio a la cadena), se puede lograr en corto tiempo conocer el efecto de la nueva tasa de cambio en todas las empresas de la economía nacional, aun antes de esta ser aplicada en la práctica interempresarial.

El efecto ¨dominó¨ interempresarial que se producirá y que más arriba menciono, será factor determinante en el proceso de actualización de costos y precios en todo el sistema empresarial. Los demás costos: salarios, insumos de origen no importado o que simplemente no hayan experimentado el efecto ¨dominó¨, así como la depreciación ya estarán denominados en CUP después de dado el primer paso. Igualmente, lo estarán las demás cuentas del Activo y el Pasivo del Balance General.

Sin dejar de ser complicado, me parece que el camino que propongo es más simple y con menos factores técnicos complejos a utilizar y por tanto más expedito. Cuando a comienzos de los años 80 del siglo pasado se hizo una Reforma General de Precios Mayoristas en un plazo relativamente corto, no se disponía de los dispositivos técnicos informáticos y los métodos y procedimientos tecnológicos y económicos matemáticos con que hoy se cuenta.

Manteniendo constantes los demás factores, la devaluación del CUP debe provocar una tendencia hacia la irrentabilidad  en las empresas netamente importadoras y en las netamente exportadoras una tendencia a una mayor rentabilidad e incluso super rentabilidad. Por ello, después de conocidos sus efectos en el sistema empresarial en su conjunto y en las diferentes empresas es que se podrá disponer de la información que permita conocer hasta qué punto se pueden lograr las compensaciones internas suficientes mediante el uso del sistema impositivo adecuado, de los subsidios, correcciones de precios, corrección de la tasa, etc., para reducir el número de las empresas que resulten irrentables sin perspectivas y cuales pudieran serlo solo temporalmente e ir estabilizando un sistema de precios interempresariales que permita un funcionamiento normal de la economía estatal, una ganancia media lógica, una transparencia contable y estadística adecuadas, así como mecanismos de gestión y motivaciones suficientes en los cuadros, funcionarios y trabajadores en general.

NOTA: Hasta aquí he hecho abstracción del factor precios internacionales y de lo más importante: el factor sistema salarial y del aumento de salarios y pensiones, que para mí es insoslayable y que también incidirán de manera determinante en los precios internos mayoristas.

En lo relativo al mundo económico del sector no estatal, de las personas naturales y del mercado minorista también considero que sería recomendable la eliminación del CUC.

En los mercados minoristas de productos y servicios ya actualmente se están usando indistintamente el CUC y el CUP. Los precios, explicita o implícitamente, están nominados y manejados en la práctica en las dos monedas mediante una equivalencia que oscila alrededor de 1 CUC=24 CUP. A veces la transacción se realiza a 1×25, a veces a 1×23.

En las CADECAS las personas que presentan divisas extranjeras al cambio reciben CUC, pero en el mismo acto pueden cambiar por CUP los CUC que reciben dándose por tanto una operación intermediaria totalmente innecesaria. En estos días, por ejemplo, quien haya presentado 100 francos suizos ha recibido 100 CUC y si ha presentado 100 euros recibiría 118 CUC. Pero sin apartarse de la ventanilla si le entrega a la cajera los 100 CUC recibidos a cambio le entregan 2400 CUP y, si es el caso de los 118 CUC le entregaran 2832 CUP. ¿Por qué no haberle entregado directamente esto último sin pasar por el paso anterior? Es decir, el CUC puede sin dudas eliminarse y ahorrar recursos y tiempo.

La eliminación del CUC como un primer paso en mi criterio cumple un objetivo similar al que es necesario y aconsejable cumplir cuando en algún lugar se va a ejecutar la construcción de un edificio u otro inmueble. Lo primero que se hace es desbrozar el terreno, limpiarlo de basuras, arbustos, yerbas, piedras sueltas, etc. y dejarlo limpio antes de comenzar a fundir los cimientos.

Adicionalmente, si tenemos en cuenta que junto al cambio de la tasa para las relaciones interempresariales también se prevé un posible cambio de la tasa de cambio para la población, es lógico que pueda manifestarse cierta tendencia a la especulación con cambios informales por encima o por debajo de la nueva tasa oficial que se establezca, y ello sería facilitado con  la existencia de las dos monedas pues se haría sin violar ninguna legislación ya que se estaría produciendo un cambio entre dos monedas ambas con curso legal. Si se elimina el CUC, el cambio informal se convertiría en ilegal pues se trataría del cambio de una única moneda con circulación legal (el CUP) con otras monedas de curso ilegal puesto que tendría que hacerse con las divisas extranjeras cuya circulación estaría prohibida.

2—El otro aspecto que diferencia mi propuesta de la tuya es la referida al necesario aumento lo más inmediato posible de los salarios estatales y de las pensiones que, hoy es reconocido, no alcanzan para vivir lo que, por tanto, conlleva la aceptación implícita y la tolerancia de las llamadas acciones ¨por la izquierda¨ o ¨buscas¨ por parte de trabajadores asalariados estatales y pensionados para poder super vivir o lo que es lo mismo, dicho sin eufemismos, a que proliferen los desvíos de recursos, las apropiaciones indebidas y es caldo de cultivo objetivo para la corrupción generalizada a la vez que paradójicamente se predican altos valores éticos y se persigue y castiga a los violadores.

Esta situación además conlleva que no haya estimulo ni motivación para producir más, aumentar la productividad y la eficiencia en general, para aumentar la calificación y permanecer en el sector estatal, para ocupar puestos de responsabilidad creciente, para evitar la emigración de la fuerza de trabajo calificada hacia el sector no estatal y/o hacia el extranjero.

Enfrentar y resolver este problema con la máxima urgencia posible es algo insoslayable tanto desde el punto de vista económico, como desde el ideológico y político, si no queremos perder el carácter socialista de la Revolución y por tanto a la propia Revolución.

Cierto es que el salario tiene una alta participación en los costos de producción de las empresas, que darse a la tarea de elaborar y aplicar una Reforma Salarial como es debido resulta una tarea complicada y demorada mucho más cuando, según las informaciones de que dispongo, los frentes de recursos humanos y de organización del trabajo en los organismos y empresas se han desmantelado y debilitado de manera preocupante, no disponiendo en estos momentos quizás de los cuadros y técnicos suficientemente preparados para asumir la tarea.

Cierto es también que cualquier aumento de salarios y pensiones tiende a ser inflacionario sino está respaldado por aumentos en la producción y en general en la oferta del mercado minorista.

Pero tan cierto como lo anterior es que, si los trabajadores no ganan lo suficiente para vivir con los ingresos derivados de su trabajo, no trabajan bien o no trabajan, no habrá los necesarios aumentos de la producción y de la productividad. Frentes como los de la educación y la investigación científica sufren la pérdida constante de personal calificado, se produce malestar y disgusto político en las masas llamadas a ser el primer sostén de la Revolución y, como ya dijimos, proliferan las ilegalidades y la corrupción.

Esperar a que primero aumenten la producción y la productividad, a que hayan las suficientes inversiones incluyendo las de fuentes extranjeras, a que estas se ejecuten, maduren y conduzcan a resultados suficientes en la oferta como paso previo, a que aparezcan los financiamientos externos  y las reservas en divisas que soporten un aumento de los salarios y pensiones es, a partir de la marcha de la economía en los últimos años y de sus perspectivas para los próximos, esperar por las calendas griegas. Nos encontramos ante el dilema de decidir si lo primero debe ser la gallina o deben ser los huevos.

Por ello debe acudirse a buscar la forma de exprimir lo que ofrecen los factores actuales de la situación sin esperar por crecimientos y aumentos de recursos y oferta que no se divisan en el horizonte, y tomar medidas urgentes para crecer y no después de crecer.

Algunos riesgos y traumas deben ser enfrentados, pero en mi opinión no queda más remedio que correrlos y enfrentarlos. Comparto lo que expresan los proverbios chinos que utilizas como exergo de tu artículo.

De ahí mi propuesta de reducir la tasa de cambio de CADECA para todos los que reciben divisas de la actual de 1×24 tal vez a una de 1×15 o cuando menos de 1×18. Ello afectará a una parte minoritaria de la población para transferir esa capacidad de compra minorista hacia los trabajadores estatales y los jubilados en forma de aumentos de sus salarios y sus pensiones sin que con ello tenga que aumentar la actual oferta de bienes y servicios y manteniendo la actual masa total de dinero en circulación sin provocar inflación.

Si tomamos el ejemplo de cualquier persona que hoy reciba determinado ingreso por jubilación o como salario y que además recibe algunos ingresos en divisas por remesas, propinas u otras fuentes, puede ilustrarse la lógica de esta propuesta.

Un jubilado que reciba como pensión un monto equivalente a la media actual que es de 270 CUP mensuales y que además reciba cada mes una remesa promedio de 81 CUC, al convertirlos en CUP a la tasa de 1×24 le arrojara un ingreso adicional de  1944 CUP , por lo cual dispone de una demanda solvente total de 2214 CUP mensuales para adquirir productos y servicios.

Aplicada una tasa de Cambio en CADECA de 1×15, los 81 CUC de la remesa le representaran solo 1215 CUP mensuales (729 CUP menos que antes). Pero si esa reducción se utiliza para aumentarle la pensión a un mínimo de 1000 CUP, que es mi propuesta hipotética de incremento, se le estará compensando la afectación por la reducción de la tasa de cambio y mantendrá una demanda solvente mensual total igual a la anterior.

Su caso no influye ni en la necesidad de una oferta mayor ni en una posible subida de los precios y tarifas. Esto que se ilustra con un ejemplo individual es lo mismo que ocurrirá cuando la reducción de la tasa y los aumentos de salarios y pensiones se practiquen en escala social siempre que haya un equilibrio entre lo que se reduce de emisión monetaria a través de las CADECAS y lo que representan los aumentos de los salarios y pensiones.

Como un dato de referencia se pudiera tener en cuenta que, según algunos estudios y estimados hechos por investigadores de la situación económico social en Cuba, se calcula que un 65% de la población del país es beneficiaria de remesas, o sea unos 7,3 millones de los 11,2 millones de habitantes que tiene el país.

Si las remesas anuales estimadas son de unos 3 000 millones de CUC, ello significaría una media por persona de unos 410 CUC al año para un per cápita mensual de unos 34 CUC, equivalentes a unos 816 CUP a la tasa de 1×24 y a unos 510 CUP mensuales a la tasa de 1×15, o sea unos 306 CUP menos cada mes al cambiar la tasa.

Pero se propone un aumento de 730 CUP en la pensión mínima, de 775 CUP en el salario mínimo (llevando ambos mínimos a 1000 CUP mensuales) y un salario medio resultante que representaría unos 750 CUP por encima del actual.

De estas cifras y datos pudiera derivarse que el segmento de los que serían afectados por la rebaja de la tasa pero a la vez compensados por los aumentos de sus ingresos en CUP resulte significativamente mayoritario  dentro del pueblo en general e incluso dentro de los que reciben remesas y otros ingresos directos en divisas, y los que resultarían afectados serían una minoría que hasta ahora han tenido y tienen una situación económico social relativamente privilegiada y en casos  altamente privilegiada.

Y esto sería una política de choque para esa minoría que, aun así, conservaría ingresos suficientes y se mantendría amparada por los servicios sociales del país.  Pero se correspondería con la política de justicia social que siempre ha aplicado la Revolución al beneficiar a una mayoría traumatizada crónicamente durante muchos años con ingresos insuficientes para vivir, representaría un detente a la creciente desigualdad social que se ha venido y se sigue produciendo y un freno a las ventajas relativas de que hoy disfruta el sector productivo no estatal  y a la acumulación de riquezas en sus manos, sin nunca caer en un igualitarismo utópico y desmotivante y sin dejar de retomar y reforzar el proceso de desarrollo de este sector no estatal hoy sometido a demoras, trabas burocráticas y organizativas y a prejuicios que no le permite desempeñar el papel positivo y dinamizador que está previsto juegue en el desarrollo de nuestra economía.

El total de salarios y pensiones pagados actualmente se eleva a una cifra anual de aproximadamente unos 35 mil millones de CUP. El rebajar la tasa en las CADECAS a 1×15 podría significar una reducción de la emisión monetaria por esta vía y por tanto de la demanda solvente de los que reciben divisas directamente, por aproximadamente unos 30 mil millones en un año. Suficiente para financiar un aumento de más de un 80% de los salarios y pensiones tan solo en el primer año, sin que se altere la cifra de la demanda solvente total ni por tanto se genere inflación ni se requieran aumentos en la producción y la oferta.

Por ello soy partidario de proceder a incrementar de manera ordenada y lógica los salarios estatales y las pensiones aunque no se pueda proceder de momento a la aplicación de una Reforma Salarial con todo el rigor que es requerido y a la que no se debe renunciar, como parte fundamental de un sistema integral de ingresos de nuestros trabajadores que sea justo, que los motive y que les permita vivir decentemente con el fruto legal de su trabajo.

Y un incremento de salarios en el sector estatal lleva a un aumento de los costos salariales en dicho sector y es un factor a tener en cuenta en la determinación de la Reforma de Precios Mayoristas que se exige.

Cuando salga tu articulo y con más tiempo, es posible me decida a escribir algo más completo y fundamentado.

Fraternalmente,

 

Humberto Pérez

Nota del editor: El artículo “La unificación monetaria, un urgente primer paso”, del Dr. Jorge Barrera fue publicado en Temas el 5 de febrero de 2018, http://www.temas.cult.cu/catalejo/la-unificaci-n-monetaria-un-urgente-primer-paso

 

A continuación, el texto de Jorge Barrera comentado por Humberto Pérez

Nota del editor: Para facilitar la lectura en soportes impresos o digitales en blanco y negro, se han introducido las siguientes modificaciones a los códigos de marcado del texto originalmente utilizados por Humberto Pérez:

Los subrayados en azul correspondientes a “los puntos respecto a los cuales mantengo diferencias o dudas” han sido reemplazados por texto en negritas y subrayado.

Las iniciales de Humberto Pérez, entre paréntesis en color rojo, con unos signos de interrogación, han sido remplazadas por la expresión en negritas y entre paréntesis: (Marcado por Humberto Pérez).

 

LA UNIFICACIÓN MONETARIA, UN PRIMER PASO URGENTE

16-01-2018

Jorge Barrera Ortega

“El viaje más largo comienza con el primer paso.”

“Aquél que lo piensa mucho antes de dar un paso, se pasará su vida completa en un sólo pie.”

Proverbios chinos.

Mucho se ha hablado y escrito sobre la unificación monetaria y cambiaria. En su discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular el pasado 22 de diciembre del 2017, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro,  enfatizaba:

“Aunque la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria por sí misma no solucionará mágicamente todos los problemas acumulados en la economía cubana, constituye el proceso más determinante para avanzar en la actualización del modelo económico por el impacto que tendrá en todas las esferas del quehacer económico y social de la nación. Sin resolver eso es difícil avanzar correctamente.

En este período se ha reforzado e intensificado el trabajo con una mayor integralidad y alcance, de modo que seamos capaces de, a la par que unificamos el sistema monetario, superar las distorsiones existentes en materia de subsidios, precios y tarifas mayoristas y minoristas y, como es lógico, las pensiones y los salarios del sector estatal de la economía.

Nadie puede calcular, ni el más sabio de los sabios que tengamos nosotros, el elevado costo que ha significado para el sector estatal la persistencia de la dualidad monetaria y cambiaria, la cual favorece la injusta pirámide invertida, donde a mayor responsabilidad se recibe una menor retribución y no todos los ciudadanos aptos se sienten motivados a trabajar legalmente, al tiempo que se desestimula la promoción a cargos superiores de los mejores y más capacitados trabajadores y cuadros, algunos de los cuales emigran al sector no estatal.

Debo reconocer que este asunto nos ha tomado demasiado tiempo y no puede dilatarse más su solución.”

Por su parte, en su informe del 21-12-2017 al Parlamento sobre novedades en la implementación de los Lineamientos, según artículo de José Raúl Concepción y Dianet Doimeadiós Guerrero, publicado en Cubadebate:

“Marino Murillo aseguró que se trabaja intensamente en el proceso de unificación monetaria del país. Agregó que esta decisión es muy compleja y en ella trabajan más de 200 especialistas, divididos en 13 subgrupos de trabajo, incluso se han consultado expertos extranjeros. Este paso no es sencillo, porque “tiene un efecto en toda la economía y en la sociedad, no es solo cambiar una moneda por otra, tiene que ver con la formación de precio, con la capacidad de compra del salario, con el salario”, explico el también vicepresidente del Consejo de Ministros.”

No creo que alguien tenga dudas sobre la complejidad del proceso que debe realizarse para alcanzar la unificación monetaria y cambiaria y que, por sus características, debe concebirse en varias etapas.

Pienso sin embargo, que, excepto para las primeras etapas, el diseño detallado de cada una de ellas, no podrá ser posible sin analizar los resultados de lo que vaya sucediendo. Intentar diseñar todo el proceso desde el inicio, previendo todas las posibles consecuencias, es una buena receta para no hacer nada.

Hay un primer paso sobre el que, según lo que he podido leer y oír, todos coinciden, que no tiene por qué demorarse más: eliminar el tipo de cambio de 1 CUC por 1 CUP en la contabilidad de las empresas.

Este paso permitirá en primer lugar clarificar la situación económica de las empresas estatales. Nadie duda de que el peso cubano con la regla contable actual esté muy sobrevalorado, con, al menos, las siguientes repercusiones negativas:

  • Cualquier indicador económico sobre la actividad de las empresas está altamente distorsionado, ya que en los valores se suman los CUP y los CUC como iguales, aun cuando se conoce que eso no es así. Debido a este hecho, el valor total de la producción y las utilidades de una empresa, entre otros indicadores y, por lo tanto, todos los indicadores económicos que a partir de estos se elaboran, incluyendo el Producto Interno Bruto, no reflejan la realidad económica.

Otras veces he utilizado como ejemplo la medición de un edificio como suma de las alturas de cada piso, cuando algunos pisos están medidos en pulgadas y otros en metros. Decir que el edificio mide 140 unidades de medida totales no dice nada. Si todos los pisos se midieron en pulgadas, 140 pulgadas corresponde a un edifico de una planta. Si, por el contrario, todos los pisos se midieron en metros, estamos en presencia de un edificio de más de 34 pisos, mayor que los más altos de la Habana.

  • Los resultados de la contabilidad favorecen a las empresas importadoras y perjudican a las exportadoras. Este es un efecto de la sobrevaloración del tipo de cambio de una moneda bien explicado y analizado en la literatura económica, por lo que no es necesario comentarlo.
  • No se pueden cuantificar los subsidios reales que el estado otorga, tanto a las empresas con dificultades económicas, como al mantenimiento de programas sociales o mecanismos de distribución como la libreta de abastecimientos,

debido a que la contabilidad de todas las empresas que suministran los productos para los programas sociales y para abastecer a la población está totalmente viciada por el tipo de cambio 1 CUP por 1 CUC, los subsidios que en la actualidad se otorgan con estos fines no reflejan la realidad.

Tómese como ejemplo la venta de arroz importado. Una libra de arroz con 15% de granos partidos, que es el que normalmente se comercializa en Cuba, debió haber costado a finales del 2017 poco más de 0.20 USD puesto en un almacén mayorista, por lo que con el tipo de cambio actual se registró a un costo de 0.20 CUP. Si este producto se hubiera registrado utilizando un tipo de cambio más real, por ejemplo 20 CUP por 1 CUC, sin considerar ganancias, el costo de una libra de arroz hubiera sido  4 CUP. El precio real de venta fue de 4 CUP en el caso del arroz liberado y 0.43  CUP (5 libras a 0.25 y 2 libras a 0.90) en el de la libreta, por lo que, en las condiciones actuales de 1 CUC por 1 CUP, esta operación no tuvo que ser subvencionada, sino que produjo un ingreso para el presupuesto considerable, ninguno en el caso del arroz liberado, y (0.43 – 0.20) por libra de arroz vendido por la libreta (más de 100 millones de CUP en el año). Sin embargo, de haberse registrado el costo con el tipo de cambio de 20 CUP por un CUC, hubiera sido necesario subvencionar el producto por  (4.00 – 0.43) * libra de arroz vendido por la libreta (más de 1500 millones de CUP en el año).

Como se muestra en este ejemplo, la situación actual está tan distorsionada que, algo que realmente se subsidia, aparece en las cuentas nacionales como un ingreso al presupuesto.

  • La evaluación de la efectividad de cualquier inversión se hace con datos que no se corresponden con la realidad, por lo que puede arrojar resultados que no ayudan a la toma de decisiones.
  • La participación del salario en el total de los costos de las empresas es alta, ya que en su mayor parte se paga en CUP, por lo que cualquier modificación de su estructura repercute fuertemente en los resultados de la empresa. Esta es una de las razones que dificulta la realización de una reforma salarial en las condiciones actuales. (Marcado por Humberto Pérez).

Una de las repercusiones de la modificación del tipo de cambio de la contabilidad de la que más se ha hablado es que, según se plantea, provocará inevitablemente una espiral inflacionaria. No comparto este criterio.

Cuba tiene la posibilidad de aislar totalmente las relaciones de las empresas con las personas naturales, sean éstas productores o consumidores, y mantener los precios actuales en esas relaciones de tal forma que la unificación monetaria y la correspondiente reforma de precios interempresariales no modifiquen la situación actual económica de las personas naturales.

Esta medida es de extraordinaria importancia, ya que permite que posibles errores en los tipos de cambio a utilizar o en la correspondiente reforma de precios, no tengan repercusiones mayores en la vida económica de las personas naturales.

El mantenimiento de los precios actuales se puede garantizar subvencionando en los casos que se requiera, normalmente la mayoría, a las entidades que le venden productos a personas naturales en CUP o, si esto es muy complejo, como puede suceder con el caso de las “bodegas” donde se distribuyen los productos asignados por la libreta de abastecimiento, a las empresas que le venden los productos a estas.

Hoy en día este subsidio existe, como se explicó con el ejemplo del arroz, pero se oculta en la mayor parte de los casos en la contabilidad de las empresas.

La modificación del tipo de cambio de la contabilidad de las empresas tiene que hacerse al unísono con una reforma de precios interempresariales. No es posible modificar el tipo de cambio del CUP  contra el CUC o USD, sin al mismo tiempo modificar todos los precios utilizados por las empresas en sus relaciones comerciales entre ellas.

Bastante se ha escrito también sobre este tema, básicamente señalando que la introducción de un tipo de cambio más real entre el CUP y el CUC para las empresas tendrá como repercusión que muchas de ellas se harán irrentables, en algunos casos se ha dado incluso la cifra de que casi el 40% pasarán a ser irrentables. De esta manera, se presenta la introducción del tipo de cambio como la causa de que algunas empresas sean irrentables. La realidad es que el correcto tipo de cambio lo que hará será poner al descubierto a las empresas que ya hoy son realmente irrentables, pero quedan ocultas con el tipo de cambio actual.

Cómo hacer la reforma de precios para las relaciones interempresariales a partir de un nuevo tipo de cambio es uno de los temas de mayor complejidad. Un posible camino es permitir que las empresas calculen sus propios precios a partir de bases generales que se fijen centralmente.

Téngase en cuenta que, como se explicó anteriormente, los precios que se obtengan no tendrán repercusión en las personas naturales y que, por otra parte, en el caso de empresas con productos de exportación, los precios que se calculen no variarán lo que se obtendrá por sus producciones en el mercado exterior, pero servirán para medir su real eficiencia. Si los precios calculados de estos productos en CUP, divididos por el tipo de cambio que se fije, son superiores a los que se pueden obtener con las exportaciones, será necesario subsidiarlos al menos inicialmente. Por otra parte, si muchas de las empresas que producen productos exportables deben ser subsidiadas, se podrá concluir que el tipo de cambio está aún sobrevalorado. (Marcado por Humberto Pérez).

Por lo antes dicho puede afirmarse que los posibles errores que se produzcan tanto al fijar el nuevo tipo de cambio, como al fijar otros parámetros para el cálculo de los nuevos precios podrán ser corregidos en las relaciones entre las propias empresas.

En cuanto al procedimiento para el cálculo de los nuevos precios, se puede normar que se calculen a partir de una ficha de costo donde se distingan los componentes: Salario, insumos y otros gastos (incluida la depreciación) en CUP e insumos y otros gastos (incluida la depreciación) en CUC.  (Marcado por Humberto Pérez).

Excepto para el salario, para el resto de los componentes deberá definirse un coeficiente de ajuste a partir de la nueva tasa de cambio. El de los insumos y otros gastos en CUC será obviamente el nuevo tipo de cambio, el de los insumos y otros gastos en CUP, se pudiera estimar para toda la economía a partir de la composición en porcientos de estos componentes en el total de las empresas estatales y el tipo de cambio que se seleccione. (Marcado por Humberto Pérez)

En cuanto a la depreciación se puede establecer que, según la composición de los activos fijos de la empresa, un porciento de la misma se considere en CUP (fundamentalmente edificios) y otro en CUC (básicamente maquinaria y equipos cuya adquisición en los últimos años ha sido a través de su importación o su fabricación en Cuba con un alto componente de elementos importados). (Marcado por Humberto Pérez).

Al costo en CUP que se obtenga por los cálculos de las empresas se le debe poder agregar un porciento de ganancia para fijar el nuevo precio, al que se le pudiera poner un límite, por ejemplo, de un 20%. (Marcado por Humberto Pérez).

Los precios que de esta forma se calculen permitirán, en principio, que las empresas sean rentables, pero al mismo tiempo permitirán diferenciar la eficiencia entre empresas que producen iguales productos y, lo que es más importante aún, permitirán comparar estos precios con los del mercado internacional, en los casos en que existan productos similares con cotizaciones confiables. (Marcado por Humberto Pérez).

Obviamente, debido a que los coeficientes a aplicar en todas las empresas se calcularían de forma global en esta propuesta[1], cuando una empresa específica establezca sus relaciones comerciales con sus suministradores puede verse perjudicada o beneficiada en sus costos, ya que no necesariamente los coeficientes globales se ajustan a los reales de sus suministradores. (Marcado por Humberto Pérez).

Los nuevos precios deberán darse a conocer por las empresas a sus clientes un tiempo prudencial antes de aplicar esta medida, con el fin de que se puedan establecer las relaciones contractuales en las nuevas condiciones. En este proceso debe darse libertad a la negociación. El precio a pactar en definitiva no tiene que ser exactamente el calculado con las indicaciones globales. Como se dijo, al margen de ganancia se le fija un tope, pero puede llegar en ciertos casos a ser 0 para un producto específico. (Marcado por Humberto Pérez).

Por otra parte, a medida que el acceso a la divisa sea más libre, los precios internacionales, multiplicados por la tasa de cambio que exista, podrán ser utilizados para establecer comparaciones, y provocar que no se demanden productos nacionales altamente incompetentes o que, si por razones estratégicas se requiere su producción nacional, se subvencione a las empresas correspondientes para que sus precios de venta no afecten a sus clientes. [Preguntas anotadas por Humberto Pérez en relación con este párrafo: “Sobre los precios internacionales”: estos deben ser los precios de importación que esté pagando el país ¿NO?; ¿y son los que se trasladan a los precios interempresariales, según correctamente se plantea más arriba?]

El otro tema sobre el que se ha escrito bastante es que tipo de cambio aplicar inicialmente. Muchos autores se inclinan por fijar un tipo de cambio intermedio entre el actual y el de CADECA, con la idea de que ambos tipos de cambio vayan acercándose paulatinamente en la medida en que mejore la eficiencia económica.

En esos planteamientos subyace el criterio de que los tipos de cambio, tanto de CADECA como el usado por las empresas, deben cambiar periódicamente, con lo cual coincido, pero pienso que si desde un inicio ambos son iguales, propuesta también hecha por otros autores, el proceso de ajustes posteriores será mucho más simple y transparente. Adicionalmente, de adoptarse el tipo de cambio de CADECA para las empresas, que según las opiniones que conozco representa el límite máximo, se obtendría como resultado colateral que el peso del salario en los costos de las empresas sería el mínimo, con lo que se facilitaría el posterior paso de la reforma salarial. (Marcado por Humberto Pérez).

Como, en definitiva, el tipo de cambio que se fije para las empresas no tendrá repercusiones en la economía de las personas naturales, según lo antes propuesto, partir de un solo tipo de cambio para toda la economía parece ser mucho más razonable.

Este planteamiento no significa que obligatoriamente ambos tipos de cambio (CADECA e interempresarial) tengan que ser, en nuestras condiciones, iguales en todo momento. Será necesario instrumentar mecanismos que permitan censar la validez de los tipos de cambio con el fin de poder rectificarlos periódicamente. (Marcado por Humberto Pérez).

Precisar en estos momentos cual sería el tipo de cambio único de equilibrio es prácticamente imposible, básicamente porque este no es estático, depende de los resultados que vaya alcanzando la economía cubana, de los precios externos de las importaciones y exportaciones, y de los resultados de las reformas de precios minoristas y de salarios que en pasos subsiguientes se acometan.

¿Qué hacer después de la eliminación del tipo de cambio 1 CUP por 1 CUC en las empresas? En primer lugar, a partir de los resultados que se obtengan, deberá evaluarse la validez del tipo de cambio fijado a partir de un análisis sobre la rentabilidad de cada empresa en las nuevas condiciones. De ratificarse la validez del tipo de cambio fijado, se deberá decidir en todos los casos de empresas irrentables, si continúan trabajando de forma subvencionada, o si deben desaparecer o fusionarse con otras.

La apertura de un mercado de divisas para las empresas, en el que se pueda ir censando posteriormente la validez del tipo de cambio vigente, es de vital importancia para poder gestionar el imprescindible proceso de ajuste de los tipos de cambio.

Un siguiente paso que debe emprenderse es acabar de eliminar la libreta de abastecimiento, subsidiando a las personas que solo trabajan para el estado[2] incluyendo lo que corresponda a sus hijos que no estén en edad laboral, y a los jubilados y asistidos socialmente, de tal forma que este paso no signifique un empeoramiento de sus condiciones económicas, sino un mejoramiento. Lograr esto no trae dificultades financieras, ya que si los productos de la libreta se venden a su precio real, el aumento de la recaudación por el diferencial de precios, o la disminución de las importaciones o producciones nacionales destinadas a este fin porque disminuya el consumo, será mayor que lo que se debe destinar para los subsidios propuestos. (Marcado por Humberto Pérez).

Con estos pasos debe quedar preparado el terreno para emprender una reforma de los precios minoristas y una reforma salarial en el sector estatal que permita acercarnos al objetivo tan nombrado de que el salario sea la principal vía de sustento de la población. (Marcado por Humberto Pérez).

Un último comentario. En algunos casos he oído el argumento de que los indicadores económicos globales del país se verían muy afectados con la variación del tipo de cambio empresarial en las magnitudes propuestas. Pienso que la información económica global que se obtenga, durante el período en el que estos cambios se introducen y surtan efecto, no debe tomarse como referencia, y que si finalmente, cuando todo esté hecho, los indicadores económicos globales muestren una realidad inferior a la que se muestra en la actualidad, no hay porque avergonzarse. La Revolución Cubana posee en otros campos, fundamentales para el buen vivir, éxitos indiscutibles que lejos de opacarse tendrán un mayor valor.

NOTAS

[1] El proceso de fijación de nuevos precios pudiera hacerse también de tal forma que todas las empresas calculen un precio que no signifique pérdida para ellas, pero para esto sería necesario hacer varias iteraciones de precios entre empresas, lo que complicaría extraordinariamente el trabajo y alargaría el plazo de aplicación, con lo que se corre el riesgo de que en ese tiempo cambien las condiciones y todo haya que hacerlo de nuevo. (Marcado por Humberto Pérez).

[2] Se excluirían de este grupo a los que además de trabajar para el estado ejercen alguna actividad por cuenta propia.

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