JUAN FERRÁN OLIVA. Dime cómo comes y te diré quién eres

Texto tomado de “Sine Die”, una serie de artículos publicados por el Dr. Juan M. Ferrán Oliva, distribuida mediante correo electrónico. Número 48, Publicado el 14 de julio de 2019.

En 1857 el estadígrafo Ernst Engel (1) investigó 200 estructuras de gasto de familias de Sajonia. A partir de sus resultados formuló su famosa Ley – más bien una regularidad – según la cual a medida que aumenta el presupuesto doméstico disminuye la proporción dedicada a la alimentación dentro del hogar. En el siglo XX se difundió este tipo de investigación y actualmente se realiza en muchos países por la vía de las encuestas o de la estadística continua. 

Los compradores jerarquizan las necesidades comenzando por las vitales. A medida que aumentan sus ingresos amplían su gasto en ellas. Cuando se alcanzan niveles suficientes comienzan un proceso de sustitución de los habituales por otros con mejores atributos, y más precio. Generalmente hay límites físicos que establecen puntos de saturación. Una persona puede ir mejorando la calidad de sus comestibles, pero sólo es capaz de ingerir una cantidad dada de ellos.

La alimentación dentro del hogar constituye un indicador fundamental: el consumo de otros bienes y servicios se realiza a partir de lo que resta del presupuesto después de adquirirlos. Quienes no tienen para pan y se lo gastan en tafetán, son excepciones de la regla.

La actual crisis mundial hizo su entrada en escena con la bancarrota de quienes compraron sueños a crédito. El gasto proporcional en alimentos dentro del hogar es una contundente regularidad que expresa el bienestar material de un país o grupo social. Primero vivir, después filosofar, expresaban en el mundo antiguo. Un Hamlet criollo diría Comer o no comer, he ahí el problema.

Anteriormente se expuso un estudio que clasificaba a las naciones en 5 categorías atendiendo a una visión integral de su generación de riqueza (2). Un segundo análisis empleando la misma clasificación de países (3) (paupérrimos, pobres, en despegue, ricos y opulentos) muestra los patrones de consumo en cada una de estas categorías.  

Una sociedad que en su conjunto emplee la mitad de su ingreso en la alimentación hogareña, sólo dispondrá del otro 50% para el resto de sus muchas necesidades (4). En países más ricos ocurre todo lo contrario. Si emplean sólo el 10% en la alimentación en el hogar, les queda un 90% para los otros gastos. Es factible la inversión a partir del ahorro.

Otra regularidad importante registrada por el consumo es la elasticidad-ingreso. Expresa el porciento en que aumenta un capítulo de gastos cada vez que se produce un incremente de un 1% en el ingreso. Una demanda elástica aumenta el consumo más que proporcionalmente respecto al ingreso. Si es unitaria lo hace a la par. Es inelástica cuando se incrementa en forma menos que proporcional.

En un estudio realizado al respecto (5) utilicé los 14 grupos de consumo personal habituales en informes de Naciones Unidas. Destaca la demanda de alimentos dentro del hogar que crece, como tendencia, 0.66% por cada 1% que aumenta el ingreso. Es inelástica y lo mismo ocurre en los grupos de bebidas en el hogar; vestuario y educación. Los gastos en tabaco, transporte público, servicios personales, gastos domésticos y efectos domésticos muestran una elasticidad que se mueve entre 0,9 y 1,10. Convencionalmente puede considerarse como unitaria pues se mueven a la par del ritmo de crecimiento de los ingresos. Los otros 5 grupos muestran una demanda plenamente elástica. Se trata del pago de la vivienda; la salud; el transporte personal; la recreación y cultura, y los hoteles y gastronomía que crecen entre 1,2% y 1,4% cada vez que los ingresos aumentan en 1%. Parecen insaciables: siempre es posible disponer de una casa adicional de veraneo, instalar piscinas y otros lujos, atender mejor la salud, tener más de un auto, divertirse, hacer turismo, poseer yates, et cosi via.

La tabla muestra la actualización del coeficiente de Engel, referido a los alimentos dentro del hogar. Como se ha expresado es un parámetro clave. El año 2019 no debe registrar variaciones sensibles.

Se pueden elaborar funciones de regresión entre dicho el coeficiente de Engel y el PIB per cápita. A un nivel dado de este último corresponde como variable dependiente dicha proporción de gasto en alimentos. Pero también se puede despejar la función y convertir el PIB per cápita en resultado. Entonces se tendrá que un país que emplee más del 31% de su presupuesto en alimentos es paupérrimo. Dime como consumes y te diré quién eres.

Lamentablemente Cuba clasifica dentro de los que emplean bastante más del 31% en alimentos dentro del hogar.

Notas

  1 No confundir con F.Engels

 2  Ferran Juan M. Sine Die 47 de julio 14 de 2019. Tomado de Los Parámetros del Desarrollo Económico.  Pág. .54-70.

 2 Ferran Juan M., Informe sobre el Consumo de la Población. Dic. 1993 . ICIODI..

 3 Bebidas; tabaco; vestuario; gas, agua y electricidad; vivienda; mobiliario; mantenimiento doméstico; salud; trasporte personal; transporte público; educación; recreación y cultura; servicios personales; restaurantes, bares y hoteles. Apenas restará algo para el ahorro, si es que queda. Ferran, Juan M.  Informe Consumo Población.   ICIODI. DICIEMBRE 1993.  Pág. 12.

5 Ferran Oliva, Juan M. El Consumo de la Población. ICIODI Diciembre de 1993.

Sobre el autor

Juan M. Ferrán Oliva. Economista. Premio Casa de las Américas 2015 por su ensayo histórico-social Cuba año 2025.  Investigador Titular y Profesor Titular Adjunto de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana.

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