Mi amigo Carlos Tablada ha sostenido un debate en Facebook con varios comentaristas sobre la situación cubana https://www.facebook.com/manuel.henriquezlagarde/posts/2321719484540625
No voy a entrar en el rifirrafe en el que algunos de esos comentaristas intentan convertir cualquier debate sobre Cuba y a quienes considero que Tablada les recordó que “no creo que tener opiniones diversas nos debilitan” y que “las discusiones teóricas alejadas de la realidad cotidiana y del pollo del arroz con pollo, no me interesan”. Por supuesto que concuerdo con ambas afirmaciones de Tablada.
En los intercambios que hemos tenido Tablada y yo, que siempre han sido fraternales y constructivos, en ocasiones abordamos nuestros acuerdos y en otras ocasiones nuestros desacuerdos, que no fueron pocos.
El interesante libro de Tablada El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara, laureado con el Premio Casa de las Américas y publicado inicialmente en 1987 fue un texto polémico. También lo fue el libro de Fernando Martínez Heredia Ché, el socialismo y el comunismo, igualmente laureado con el Premio Casa de las Américas en 1989. Con ambos destacados intelectuales tuve el privilegio de compartir centro laboral y a ellos les debo parte de mi formación en el debate académico.
Fue la época del llamado “proceso de rectificación de errores y tendencias negativas”, oficialmente aprobado a fines de 1986 en la sesión diferida del Tercer Congreso del Partido Comunista de Cuba. El período inmediato fue probablemente uno de los más difíciles para el país, lo cual se reflejó en el “Llamamiento”, un documento sometido a amplia consulta que sería aprobado en el IV Congreso del PCC, en octubre de 1991, momento en el que se analizó la aplicación de las medidas para la implantación del llamado Período Especial en Tiempos de Paz.
La economía cubana entró en una profunda crisis y la búsqueda de soluciones “no convencionales”, algunas de las cuales -como el mercado libre campesino- anteriormente habían sido objeto de fuertes críticas y habían dejado de funcionar. Igualmente se aceptaron mecanismos -como la utilización del dólar- que anteriormente habían estado legalmente penalizados.
Conviene recordar esto para contextualizar el tipo de debates de aquella época en la que participamos muchos economistas, aportando criterios y propuestas que no solamente fueron distintas sino que también llegaron a ser abiertamente contrapuestas. Quienes traten de reinventar la historia de los debates económicos de las décadas de 1990 y 2000 en Cuba tienen un “pequeño gran problema”: el abundante volumen de textos publicados de quienes participamos en aquellos debates.
Es más, algunas ideas lanzadas al debate y que en aquellos momentos fueron consideradas como “poco ortodoxas” -desde un enfoque socialista- se convirtieron poco tiempo después en componentes aceptados y promovidos por la política económica oficial.
Digo todo esto porque lamentablemente en el intercambio de Tablada con los comentaristas en Facebook, se han afirmado cosas que no son precisas. No me sorprende lo que pudieran afirmar los comentaristas que “tocan de oído” en temas que no entienden suficientemente.
Por supuesto que están en su derecho de decir lo que piensan y supongo que acepten mi derecho de decirles que están equivocados y que no tienen fundamento para sostener lo que afirmas. No me extiendo sobre esto porque mi amigo Julio Carranza explicó de manera muy clara la manera en que surgieron las propuestas que varios de los participantes hicimos entonces. Ver, “Cuba y sus circunstancias: socialismo, mercado y propiedad privada”, El Estado como tal, 12 de junio 2017. https://elestadocomotal.com/2017/06/12/julio-carranza-cuba-y-sus-circunstancias-socialismo-mercado-y-propiedad-privada/
Quienes deseen “encasillarnos” en cosas tales como “neoliberalismo”, “centrismo”, “hipercriticismo” y “socialdemocracia”, deberían tomar nota de que no es muy complicado acceder a lo que hemos estado escribiendo durante casi un cuarto de siglo y es fácil verificar que ese etiquetado no es sostenible. Ahora me ha sacado una carcajada la última ocurrencia de “cuentapropistas”.
Mis ideas esenciales sobre la economía cubana se encuentran reflejadas en un libro titulado Cuba: la restructuración de la economía, cuyos autores fuimos Julio Carranza, Luis Gutiérrez y yo. Todo lo que he escrito desde entonces se basa, esencialmente, en aquellas ideas. El libro, terminado en 1994 fue publicado inicialmente en 1995 por la Editorial de Ciencias Sociales. El libro había surgido de la decisión de ampliar un artículo escrito por Julio Carranza, “Cuba: Los retos de la economía”, publicado en la revista Cuadernos de Nuestra América, 9, No. 19, Julio-diciembre de 1992.
Las fechas son importantes para poder valorar algunas de las cosas que se han dicho. Como comenté anteriormente, no me extrañan los enredos de algunos comentaristas -tampoco hay que hacerles mucho caso- pero me llama la atención la anécdota que refiere mi amigo Tablada acerca de una sesión en el Centro de Estudios Psicológicos y Sociológicos (CIPS), en fecha no precisada, en la que François Houtart supuestamente me habría dicho al final de la sesión que mis ideas “eran las mismas del partido socialdemócrata belga, que respetaba, pero que no compartía”.
Sobre esto sería conveniente hacer tres precisiones. Una debería hacerla mi amigo Tablada, de las otras dos me encargo yo.
Tablada debería precisar la fecha en que tal cosa habría ocurrido. No tengo recuerdo alguno de tal comentario de Houtart, particularmente no por lo que el Dr. Houtart pudiera haber dicho sino por lo que seguramente yo le habría respondido.
Al Dr. Houtart a quien siempre admiré y con quien mantuve una relación muy cordial -la última vez que pude saludarlo fue en La Habana, en enero de 2016- no le recuerdo ese tipo de apreciación sobre mis ideas. En fin, pudiera ser que el Dr. Houtart le hubiera dicho eso a Tablada, pero no recuerdo -en absoluto- que me lo hubiera dicho a mí.
La dos precisiones que aporto son las siguientes. En primer lugar, si esa opinión se me hubiera expresado, seguramente le habría respondido al Dr. Houtart -como mínimo- que esa era una idea que respetaba, pero que no compartía.
En segundo lugar, ciertamente el Dr. Houtart era un intelectual de alto calibre, pero con todo respeto, no se le reconoce como un experto en economía cubana.
Termino con esto: lo que puedo ubicar es que, en 2001, el Dr. Houtart fue muy activo en la difusión de textos sobre las perspectivas del socialismo cubano, tanto en la revista Alternatives Sud del Centro Tricontinental (CETRI) coordinado por el Dr. Houtart, como en monografías.
Supongo entonces que al Dr. Houtart no le parecía problemático lo que entonces yo escribía sobre la reforma de la economía cubana. En el año 2001 un artículo en coautoría con Carranza fue publicado con el título “Les défis du développement à Cuba : réalités, mythes et concepts, Alternatives Sud, Vol. VIII (2001), en un número de esa revista que fue dedicado al tema “Socialismo y mercado: China, Vietnam y Cuba”. https://www.cetri.be/IMG/pdf/Socialisme_et_marche___Chine_Vietnam_Cuba.pdf
Ese mismo número de la revista, incluyendo mi artículo en coautoría con Carranza, fue publicado en 2003 como parte de la serie Cuadernos, de CETRI, “Socialisme Et Marché : Chine, Vietnam, Cuba”, Cahier 10 – Volume VIII, De Centre tricontinental, Dirigé par François Houtart , https://www.leslibraires.fr/livre/801979-socialisme-et-marche-chine-vietnam-cuba-ca–centre-tricontinental-l-harmattan
No me interesa convencer a nadie acerca de esto. Solamente digo que se trata de debates sobre los que se dispone de una abundante evidencia documental.
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